Hace escasas fechas, me entretuve en hacer “zaping” por las cuatro emisoras de mayor audiencia durante el supuesto debate de “Investidura”.
En tres de las cuatro emisoras, la SER, ONDA CERO, COPE y RNE, los periodistas, piensan que los ciudadanos somos niños tontos, a los que hay que explicar continuamente qué es lo que quería decir el parlamentario de turno.
Para no dejar escuchar a sus oyentes a la persona que estaba argumentando en el estrado su programa o su réplica. Los de la emisora elevaban la voz en el micrófono por encima de éste. En definitiva, tergiversar para desacreditar o elogiar en exceso, dependiendo del protagonista si era contrario, o afín a sus ideas políticas.
"No nos digan lo que quieren decir sus señorías. Ya sacaremos nosotros nuestras propias conclusiones"
Señores periodistas, comentaristas, tertulianos o lo que sean; además de los políticos, los banqueros, los tesoreros, los presidentes de comunidades, la hija de… corruptos y no corruptos: ¿tenemos que ser manipulados también por ustedes? Entonces, apaga y vámonos.
Soy consciente que la imparcialidad es muy complicada, pero respeten a los que entendiendo o sin entender, sabemos que la política, con nosotros, o sin nosotros, condicionará nuestros trabajos y nuestras vidas, y queremos informarnos.
No nos digan lo que quieren decir sus señorías.
Ya sacaremos nosotros nuestras propias conclusiones. No nos aturrullen con tantos datos, con el insano propósito de despistarnos y confundirnos.
El 20-D nos dejó un mensaje: Se acabaron para siempre las mayorías absolutas, que terminan en dictaduras legítimas. Rotando el Gobierno y el poder siendo conscientes de que en un momento u otro, de nuevo, será de los que fue.
La prensa, posiblemente, es el único poder que le queda al ciudadano para estar informado y sentirse libre. Todavía hay periodistas íntegros. O eso quiero pensar.
José Luis Ultra Arellano
Tudelano
