Opinión

¿Necesitamos crecer más?

Vivimos en una parte del mundo en la que las necesidades básicas están muy bien cubiertas y desarrolladas. Contamos con servicios e infraestructuras. Nos falta, indudablemente, cultura y educación, pero de lo más elemental andamos más que sobrados y, sin embargo, padecemos la obsesión del crecer más y más...

Cada año se encajona en un término matemático denominado “ejercicio”, y el hecho de que los índices de crecimiento no sean positivos en varios “puntos” -cuantificados de una forma un tanto extraña- causa alarma generalizada. No sólo en términos económicos, sino desde lo más elemental como es el “bienestar”, que queda reducido a un cálculo y valoración en función de, por ejemplo, unas incomprensibles listas de espera, o ratios del tipo “tiempo transcurrido entre la demanda del servicio y su atención”.

Parece que todo cuanto gira en torno al ser humano debe ser medible en una tabla en la que obligadamente la gráfica tire para arriba, mientras cada persona sólo necesita de sí misma y de los demás para alcanzar realmente ese estado saludable y magnífico de “bien-estar”, que pasa, únicamente, por el ser feliz a través de todo cuanto nos rodea, sabiendo agradecer cada don de los muchos que nos da y llenan la vida, día a día...

Spencer decía que “el progreso no es un accidente, es una necesidad, una parte de la naturaleza”, pero de ahí a vivir única y exclusivamente pendiente de ratios, hitos y eventos medibles y cuantificables va un trecho.