Estamos en una nueva Navidad y como cada año el calendario, inexorable, nos marca el momento en el que tenemos que comer en familia, salir de compras, oir villancicos y llevarnos bien con todo el mundo.
Tradiciones, los jóvenes las desconocen y no hay que perderlas
Las empresas comerciales nos llevan a la compra de los alimentos propios de la época, osea, Turrón, Pasas, Dátiles, o Mazapán o Polvorones, y el Cava... ¡Mejor ni nombrarlo! ¡Que cada cual opine! No obstante, sería una buena ocasión para fomentar nuestros productos, que ya se sabe que hay cava en la ribera y del artesano...
Con o sin Fe, Concordia para Todos
Respecto a las tradiciones, más vale no perder las poquitas que nos quedan, porque al menos nos han alegrado la vida durante unos cuantos años. Hoy, los jóvenes apenas las conocen. No hay nadie tocando la pandereta o la zambomba, la supercena de Nochebuena, con calorcito y en casa, no invita a salir a la Misa del Gallo, que sólo en los pueblos se mantiene y, en algunos, se trata de un gallo que canta (canta el pueblo) a las seis o las siete de la tarde, para poder reunir cantores... Esta sociedad vive la Navidad a través del Consumo, los Regalos son la mayor preocupación de casi todo el mundo y, a veces, no nos damos cuenta de que en la casa de al lado, hay gente que lo pasa mal.
Sobre las otras culturas con las que nos toca convivir, en general, la cosa resulta mal. Unas veces somos los de aquí los que no queremos que vengan los de allá... (sean de donde sean) y otras, son los de allá los que están rabiosos por tener que estar aquí, (aunque cobran ayudas de todo tipo y no se les trata tan mal), y todo ello hace que se produzca la intolerancia. Dicen que los tiempos cambian, y es cierto, las gentes de buena Fe, con religión o sin ella, siguen siendo buenas, y los que no creen en nada, o traen el fanatismo en las venas, siguen malviviendo, sea o no Navidad.
