Opinión

Navarra sola y Tudela sin tren

La Ley del Amejoramiento del Fuero Navarro, a parte de ser antidemocrática por no haber sido jamás votada por la ciudadanía navarra, es un instrumento agotado que deja a la Comunidad foral sin capacidad de decisión.

Las declaraciones del Vicepresidente español Solbes matizando que el Gobierno Navarro no tiene capacidad para descontar de su aportación a las cuentas generales del Estado el dinero que adelante para posibles infraestructuras, en este caso el TAV, demuestran lo poco que pintan en Madrid, Miguel Sanz (UPN) y Roberto Jiménez (PSN).

Estos dos políticos profesionales son auténticos correveidiles de Madrid, mande quien mande, antes Aznar ahora Zapatero.

Quienes como yo hacemos una apuesta clara y sin complejos por un Tren Social y no por la Alta Velocidad que supone el proyecto del TAV, sólo podemos alegrarnos de que cada día que se retrasa ese monstruoso proyecto despilfarrador se acerca más una alternativa social y política de cambio para Navarra.

Se acerca cada vez más un futuro compartido en lo económico, social, cultural y político con los territorios históricos de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia en base al espíritu que tuvo el Estatuto Vasco–Navarro de Estella de 1931, adecuado a los tiempos.

Cada día que pasa Navarra se encuentra más sola en el Estado Español y en Europa y por ello Tudela se aleja de ser una capital del Ebro. Tudela se aleja de ser una ciudad europea de altas prestaciones, un polo de atracción de actividades económicas, sociales y culturales diversas y a no tener ni parada de tren para ir a Madrid o a París. Tudela y, por lo tanto, Navarra sólo pueden acometer un proceso de cambio progresista ante los retos que se aproximan siendo el motor de Euskal Herria y desde el respeto al resto de Pueblos y Naciones del Estado Español y Europa.

Navarra no puede ser un proyecto aislado a merced de Madrid y de usar y tirar según interese al presidente de turno. El proyecto político uniprovincial del Amejoramiento ha hecho aguas y ahora toca con urgencia articular el cambio político con perspectiva amplia, democrática y socialmente compartida.

Navarra se debe estructurar social y políticamente en un proyecto político aglutinador en base a dos premisas imprescindibles: una, el derecho de los navarros y navarras a decidir libremente nuestro futuro y dos, el respeto a nuestras decisiones. Este tren es el que siempre tendrá parada en Tudela.

Santi Lorente