En Navarra, estos días la Guardia Civil, en colaboración con otros
componentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, se están
llevando a cabo una serie de detenciones de personas que en principio se
consideran relacionadas con organizaciones del entorno terrorista, ya sea
de la llamada “kale borroka” o sea de un mayor calado, por que al final
todo es terrorismo.
Pero mientras estos jóvenes, hombres y mujeres, se ven abocados a
desperdiciar su juventud entre los barrotes de una prisión, otros como
Arnaldo Otegui sale de la cárcel saludando a los que le esperan, a los
medios de comunicación, a la espera de homenajes, y de llevar a cabo
trabajos en busca de la ¿paz?.
Esto desgraciadamente no ha hecho sino empezar, y es debido a que hemos
descuidado enormemente la educación, así como la labor de vigilancia (no
es coercitiva), y de corrección; que no son sino las labores propias de
la función de una paternidad y una maternidad responsables.
¿Dejamos, permitimos a que quien eduque a nuestros hijos, lo conviertan en
asesinos en potencia? O por lo menos dejamos, porque no nos enteramos, que
los utilicen para unos fines les apartan de la cordialidad y convivencia
con sus vecinos dentro de una sociedad civilizada, y donde debería de
primar el respeto y la utilización de la palabra.