Me siento triste, primero por el descrédito a una institución pilar de la sociedad, el matrimonio, que significa el inicio de una familia, y la familia, que es el origen de los valores de la persona en su vida en común con las demás personas en sociedad.
Ha habido manifestaciones, ha habido concentraciones, y unos contra otros dicen que si los gays sí, que si los gays no, pero eso está más que claro: la unión entre dos personas del mismo sexo no es ni podrá ser nunca un matrimonio; será otra forma de institución, de manera de convivencia, pero no un matrimonio.
Y referente a los derechos que unos y otros pueden tener, sobre eso, habría mucho que hablar. Estos últimos días se han dicho barbaridades que no se pueden tolerar, informes de personas que de manera pericial establecen a la vieja y retrógrada usanza, como patología, la tendencia sexual de una persona, que también es persona, y merece un respeto.
Me avergüenzo de papelillos que rezan “maricomio no es matrimonio”, de verdad que me da pena que alguien sea tan ruin como para faltar al respeto a una persona sólo por su tendencia sexual.
¿No es mejor persona un homosexual que respeta y que da amor a otras personas, que un “hetero”, patológico, que no admite que otras personas piensen diferente y que se puedan sentir atraídos por personas de sexo igual?
