Opinión

Más sobre el autobús de la vida

Ha pasado un año más o menos, desde que se conoció la intención del Gobierno de Navarra, de eliminar el servicio de transporte de la Ribera al complejo hospitalario de Navarra en Pamplona. Una intención nada casual sino enmarcada en la línea de privatizar y desproteger a los ciudadanos de los servicios más necesarios y fundamentales.

Esta decisión de nuestros gobernantes, que tantos desvelos sufren por sus ciudadanos, provocó y dio origen a la formación de un grupo de personas sin ninguna relevancia política, institucional o de famoseo, que ante el cariz de lo que se avecinaba reaccionó dando muestras de un gran sentido de solidaridad, justicia y sensatez.



Entendieron perfectamente las repercusiones futuras que tal decisión tendría para muchas personas en la Ribera y comenzaron a trabajar por el mantenimiento del servicio.



Sus motivos para la defensa de esta causa, son tan asumidos y sentidos como propios en toda la zona, que sólo hay que recordar el apoyo conseguido tanto en la recogida de firmas como en la participación de la carrera popular organizada hace unos 6 meses.

La misma respuesta ha tenido la asamblea convocada el día 10 de noviembre por éstas personas, a pesar de ser puramente informativa.

Los ciudadanos tienen la misma preocupación por el futuro de este servicio que no entienden y les decepciona la falta de sensibilidad del Gobierno de Navarra. Hubo tal cantidad de intervenciones e ideas, que se echan en falta por quienes habiendo sido elegidos debieran ponerlas en práctica y no las puramente reductoras y recortadoras de los servicios para el bienestar del ciudadano. Servicios que por otra parte paga dicho ciudadano con sus impuestos tan pésimamente gestionados y tan alegremente derrochados por quienes dicen que su principal desvelo es la salud y el bienestar de sus paisanos.

La frustración creada por estas decisiones de los gobernantes, llega a tal punto que los ciudadanos se organizan y van por delante de los gobiernos.

Estos días tenemos una lamentable y repugnante muestra de que es así con el caso de la mujer que se suicidó en Barakaldo, ahora reaccionan los políticos, cuando hace años lo han hecho los ciudadanos.



El caso del autobús de la vida no es tan trágico como el mencionado, pero tiene tintes similares de vergonzoso e inhumano, siendo fruto de la misma estrategia para llevar a la mayoría de los ciudadanos de a pie al umbral de la esclavitud.

Ante ésta situación, sorprende que cada vez que las personas que trabajan por la continuidad de éste servicio, demandan alguna información o respuesta, de la administración o sus representantes, solo reciban largas y evasivas, en especial de las dos formaciones políticas mas implicadas en el Gobierno Autónomo.

Desde mi concepto de cómo debe ser la sociedad y cómo entiendo la convivencia, no comprendo cómo una formación política que lleva en sus siglas la denominación SOCIALISTA, tiene tanta tibieza y una posición tan poco clara en este y otros asuntos de la misma o mayor repercusión para los navarros.

La función de este autobús, no necesita de más justificación y en toda la Ribera es conocida y apreciada, llegando en algunos casos a servir como terapia para los usuarios, lástima que la Consejera de Salud no quisiera hacer un viaje y conocer la verdadera realidad.

Sería una demostración más de la falta de sentimientos humanitarios de este Gobierno, que permitiera o causara la desaparición de este servicio.

Animo al grupo del AUTOBUS DE LA VIDA, a seguir en su objetivo y en su lucha, espero que comprendan que no es un caso aislado, sino que obedece a una línea de desproteger al ciudadano y que la solidaridad y apoyo a las acciones que ellos emprenden, se le ofrezcan también a otras situaciones de claro abuso social.