Opinión

Martín Xabier Mina Larrea

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Héroe de Navarra y de México. Nació en Otano en 1789, a la sazón pueblo entonces euskaldun. Tras la ocupación francesa de 1808, organizó la resistencia navarra, el llamado “Corso Terrestre”, junto con otros paisanos que con el tiempo se convertirían en reconocidos famosos jefes guerrilleros. Todos, o la mayoría de ellos, vascongados de lengua, como su segundo Gregorio Cruchaga, el héroe de Urzainki; Félix Sarasa “Cholín”, labrador de Artika y “el vascongado más cerrado de Navarra”, según lo definió Espoz. Francisco Antonio Zabaleta “Beltza”; Andrés Ochotorena, “Burutxuri”...

En poco tiempo, un santiamén, el mozo Mina, de 19 años, se convirtió en el héroe de Navarra. “Irse a Mina” fue la ilusión de los jóvenes. Tras volver locos a los franceses, éstos consiguieron herirlo y detenerlo en Labiano, tras de lo que estuvo cuatro años prisionero en Francia. A su regreso, tuvo que exiliarse tras una intentona de tomar la Ciudadela de Pamplona para la causa liberal. Viajó a Inglaterra, donde preparó una expedición a México para luchar por su libertad. En Puerto Príncipe se reunió con Bolívar, otro vasco, y entre ambos pergeñaron la independencia de América.

Tras unas primeras victorias, fue detenido por los españoles y fusilado en Pénjamo como un traidor, convirtiéndose en héroe de México. Tenía sólo 28 mayos.

Hay historiadores y biógrafos americanos que se preguntan por qué un héroe de la independencia frente a los franceses arremete luego contra la monarquía española, la suya al fin y al cabo, muriendo por la libertad de otros pueblos. Y ellos mismos se responden que Mina fue un liberal y un navarro consecuente, que sabía bien qué eran las libertades forales de los hombres y de los pueblos, frente al absolutismo centralista español. Es por eso que, mientras en todo México tiene calles, plazas y monumentos, en España no tiene un sólo recordatorio y en Navarra se sigue ocultando su mítica figura.