Opinión

Mamás, no tengáis miedo

“Va a llegar un momento en que no se va a poder salir a la calle. Piensas en tus hijos y sientes miedo”. Este comentario salió de boca de una vecina de Ansoáin tras el brutal asesinato vivido en las fiestas de dicha localidad el pasado 19 de septiembre.

Tener un hijo conlleva una “grave responsabilidad”. Bien lo saben las madres y e igual de bien lo sabe el doctor Gurrea, responsable de la clínica de abortos de Ansoáin que se inauguró, según mi información, el sábado 1 de octubre.

El doctor Gurrea reunió el 9 de septiembre a los responsables de los Centros de Atención a la Mujer de Navarra pertenecientes al Servicio de Salud pública para explicarles como las madres a las que el hijo de sus entrañas les pareciera un problema podían deshacerse de esa “grave responsabilidad” por unos poquitos euros, y aquí no ha pasado nada.

Si tu embarazo es de menos de 14 semanas, tranquila, te ponemos anestesia local (que nos sale más barato) y el IVE (interrupción voluntaria del embarazo, es decir, ABORTO, ¡basta ya de eufemismos absurdos!) te sale más económico. Eso sí, si tienes miedo y prefieres la epidural, la pagas de tu bolsillo, que al Gobierno de Navarra no le da para tanto y no está subvencionada. Miento, que el doctor dijo que sí que lo estaba en dos casos: que seas menor de edad (flipante), o que superes la undécima semana de gestación. Nuestros impuestos están ayudando a matar bebés y a destrozar a las mujeres.

El doctor Gurrea explicó que proponía que si el embarazo es ya de 14 a 18 semanas, lo mejor es que las señoras vayan a la clínica de Ansoáin para inyectarle al feto cloruro potásico y así provocarle una parada cardíaca. Al día siguiente te pasas por su clínica de Bilbao, y allí te sacan al feto sin vida. Problema de “grave responsabilidad” solucionado.

Como la ley permite abortos hasta la 22ª semana de gestación (señores, que 22 semanas son 5 meses y medio de embarazo, piénsenlo), el doctor Gurrea advirtió que derivaría a las mujeres a Zaragoza (los lunes) o a Madrid (martes, miércoles y jueves) ya que se tendría que provocar el parto y esto es mucho más costoso y doloroso para las mujeres, y para el Gobierno, claro.

Cada vez que una mujer va al ginecólogo con la intención de abortar, todo son ventajas, todo son facilidades, todo es información para decirle adiós a la “grave responsabilidad”.

Pero entonces llega la pregunta del millón: ¿dónde está el derecho del hijo no nacido? ¿dónde está la educación en la responsabilidad? ¿quién piensa en las secuelas que deja el aborto a una madre? Porque es madre. ¿Es que nadie se da cuenta de que el aborto es un puro negocio?

Menos mal que siempre hay alguien sensato que cae en la cuenta. Existe COSPLAN, es un centro de orientación familiar de Navarra, y este NO pertenece a la salud pública. COSPLAN explica a la juventud (en la medida que puede) los métodos naturales, y se dedica a ayudar a madres con dificultades durante todo el proceso de la alimentación del niño, además de regentar una casa de acogida y colaborar con asociaciones pro-vida de Navarra para mostrar el lado positivo de la vida, para no ayudarte, madre, a deshacerte de tu “grave responsabilidad” sino para aceptarla, para superar el miedo. Un granito de arena dentro de un mar de injusticia. Una injusticia con apariencia de justicia, y es que nos han sabido vender muy bien la moto de los supuestos derechos de la mujer.

En un aborto no sale ganando ninguna de las dos partes implicadas: ni la madre, ni el niño; anula todos sus derechos. ¿Por qué lo promueven los centros de atención a la mujer? Tiene que haber algún interés o beneficio.

¿Habrá llegado ese preciso tiempo en el que una madre embarazada antes de ir al ginecólogo piense: “Va a llegar un momento en que no se va a poder salir a la calle. Piensas en tus hijos y sientes miedo”?



Berta Guindano

Joven pro-vida de Navarra