Opinión

Magnicidios de jefes del Estado en Navarra

A lo largo de la historia del Estado vasco, Navarra, se han producido varios magnicidios del jefe (o jefa) del estado, hechos que, unidos a otros actos en diferentes épocas, han favorecido notablemente a los enemigos del reino navarro. Con ello se ha facilitado la invasión y posterior ocupación del país, y se ha profundizado en el desequilibrio político que ocasionaba cada asesinato.

Pese a que García Sánchez III, llamado “el de Nájera”, murió en combate, concretamente durante la batalla de Atapuerca de 1054, defendiendo la frontera del reino de Pamplona, ante la invasión militar comandada por su hermano Fernando I de Castilla y León, este suceso histórico marca el primer asesinato de un jefe del estado a manos de Castilla, el mayor enemigo histórico de los navarros.

Sancho Garcés IV fue nombrado rey en el campo de batalla, viéndose obligado a rendir vasallaje a su tío, el rey de Castilla y León. Mientras, los castellanos aprovecharon para ocupar las primeras tierras occidentales del territorio de los vasco(ne)s. La frontera primitiva estaba constatada desde el tratado fronterizo de 1016, firmado por el conde de Castilla y por el señor de los vascones, Sancho III “el Mayor”.

A Sancho Garcés IV se le conoce con el sobrenombre de “el de Peñalen”, precisamente por ser despeñado en un precipicio sobre el río Arga víctima de sus hermanos. Tras cometer el asesinato acudieron a protegerse en los reinos fronterizos, y destaca el lugar donde se refugia su asesina y hermana, que no es otro que el reino de Castilla, donde se encontraba el principal hostigador de ese magnicidio, Alfonso VI. Este asesinato fue rápidamente utilizado desde Castilla, que invadió y ocupó las tierras de los Montes de Oca y de La Rioja en el año 1076.

Pero no todos los asesinatos son producidos por las ansias imperialistas castellanas. Tras la ocupación de 1512, Navarra continúa existiendo como Estado soberano al norte de los Pirineos desde el 1530. Una reina de Navarra, Juana III de Albret, abraza la Reforma en 1560, introduciendo el calvinismo en el reino vasco. Esto provoca un enfrentamiento con Carlos IX, entonces rey de Francia, que dio lugar a varias violentas guerras de religión.