Opinión

Los presupuestos de Tudela

Desde el punto de vista técnico, los presupuestos de 2006 se han organizado una vez más por partidas, y no por programas, como recomienda la Cámara de Comptos, de modo que se puedan fijar objetivos y valorar su cumplimiento. ¿Cuánto dinero se destina a urbanismo, cuánto a cultura, a servicios sociales o a deporte, qué porcentaje se acaba gastando en cada área? Con este tipo de presupuesto no es fácil saberlo. Se trata de un instrumento tosco, poco apropiado para desarrollar una gestión de calidad.

Más preocupante es sin embargo su contenido. Resulta que la previsión de ingresos aumenta un 24% con respecto al año anterior. ¿De dónde sale tanto ingreso? De cuatro capítulos: del aumento de impuestos (estamos a la cabeza de Navarra en presión fiscal), de la venta de terrenos (seguimos perdiendo patrimonio), del aumento de transferencias del Gobierno de Navarra (en cantidades ficticias, pues en 2004 nos dieron 2 millones menos) y del recurso a más créditos, un 63% más (que en 2005 no llegaron a utilizarse porque no se ejecutaron las obras anunciadas).

Con tanto ingreso teórico, las inversiones crecen mucho, pero son casi las mismas de los últimos años (teatro Gaztambide, remodelación de Herrerías, urbanización Queiles, aparcamiento Elvira España, prolongación calle Mauleón, etc.) ya que como sólo se ejecuta menos del 40% de lo prometido, necesitan volver a incluirse en el presupuesto del año siguiente.

Lo más novedoso y positivo de este año, repetidamente solicitado por la oposición, son los llamados presupuestos participativos que, aunque sólo representan el 2,7% del total, pueden servir como un primer ensayo para la participación ciudadana en el debate de los problemas de Tudela. Ojalá que la experiencia sea positiva.