Opinión

Los antros del mal

La maldad en el ser humano es un elemento inherente a su evolución. La historia es un proceso donde la perversión y la honestidad pugnan por sobreponerse. Ésta sería la radiografía más simple de nuestro caminar.

Pero hoy día, el ser humano ha perfeccionado la máquina de producir dolor y destrucción hasta límites insospechados. Actualmente, el ser humano puede generar la destrucción de sí mismo y del propio planeta. En palabras del teólogo Leonard Boff, “hay unas personas que están poniendo a la sociedad ante un peligro tan terrible, que sólo nos queda rezar”.

Muchos hemos quemado un buen puñado de lustros entre la ira y la esperanza, empeñados con nuestras limitaciones en crear un mundo más justo y habitable. Hoy asistimos perplejos, con rabia y asustados, a la actual ceremonia de destrucción. Algo hemos tenido que hacer muy mal para dejar los destinos del mundo en manos de unos pocos orates tan depravados.

¿Nos estamos acostumbrando al diario genocidio de los más desheredados? ¿Asistimos, los privilegiados del primer mundo, impávidos ante tanta muerte y desolación? O simplemente como decía Einstein, ¿nos sentamos a ver que pasa o, imbéciles, esperamos a que nos toque a nosotros? De ser así, hemos de sentirnos tan crueles, casi tan criminales o tan locos, como los diseñadores de este cataclismo humano.

He aquí al gran Leviatán o a los expertos diseñadores del mal: el G8, el FMI y el BM y la comisión permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

1.- Desde que en 1973 se fundó el G8 a iniciativa -¡cómo no, pues todos estos organismos tienen su sede en yanquilandia!-, del secretario del tesoro EEUU, George Shultz, se cree que esta panda impresentable es como el gobierno del mundo en la sombra.

El G8, integrado por las 7 mayores economías del mundo (EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido, Japón, Italia) y Rusia, seguramente por su potencial nuclear, representa al 10% de la población mundial y el 60% de su economía. Esto puede dar una idea de su espíritu democrático.

Tanto el orden del día y su elaboración, planes de trabajo y discusiones, son secretos. Sobre la mesa se despliegan los intereses, proyectos y previsiones de las grandes multinacionales y trusts bancarios y financieros. No existen trascripciones; como mucho unas declaraciones finales, absolutamente engañosas y “humanizadas”, para contentar a la galería. Eso es todo.

Y sin embargo, pocos dudan de que es en ese antro donde se diseña la globalización capitalista neoliberal. Y de hecho, se toman decisiones políticas y económicas que afectan a todo el planeta. Incluso, con diabólica frialdad, se pondera hasta qué cifras pueden ser asumibles los costes en vidas humanas (daños colaterales) que puedan acarrear sus proyectos.

Es de suponer, pues, que tanto las guerras como la producción de todo tipo de armamento y su distribución son contempladas y toleradas. Y evidentemente los sistemas de producción, y la asignación de la riqueza...Y junto a ello, los canales y sistemas de comercialización y la normativa más conveniente a sus intereses.

Nadie cree que en “ese garito” el concepto de justicia distributiva aparezca ni siquiera medio despistado en ningún momento.

En una palabra, si como es bien sabido, los celebrantes de esta ceremonia maquiavélica, son prácticamente los mismos que los gerentes del FMI y del BM (al parecer la UE, Japón, EEUU y Canadá, acostumbran a funcionar en bloque) pues eso, a rezar...

2.- El FMI y el BM. ¿Quién duda que el norte debe al sur mil veces más, aunque sólo sea por el saqueo secular? El relator de la ONU, Ziegler, tras el estudio de múltiples informes llegados a su despacho asegura que “por cada 50 miliardos de dólares que el norte envía al sur, el norte arrebata 450 al sur.

Ésta es sin duda una de las fechorías que con el impulso de los grandes truts bancarios y empresariales en general organiza el FMI con su compinche el BM. Sus redes llegan hasta el último banco regional, agencias de crédito, a las exportaciones, telecomunicaciones, etc.

En sus manos están las multinacionales de la información, los grandes recursos energéticos. Financian proyectos que desplazan comunidades enteras y destruyen el medio ambiente. Condicionan sus empréstitos a los objetivos espurios de las trasnacionales. Es lo que pasa, por poner un ejemplo, con la imposición escandalosa de los grandes monocultivos (por ejemplo, la soja transgénica). En consecuencia, los pueblos deben atender a las exportaciones en lugar de a la provisión de sus necesidades alimentarias más urgentes y de sus mercados locales.

La “deuda sustentable” es una falacia. Ha sido el instrumento perfecto para llenar los bolsillos de dictadores y empresarios corruptos o para la compra de armas. Nunca ha revertido en beneficio de los más pobres. Sólo ha servido para mantener el perpetuo endeudamiento de los estados más débiles.

Existen datos que abochornan a cualquiera que posea un mínimo de humana sensibilidad. La mayor parte de África, Haití, Nepal, países afectados por tsunamis, calamidades naturales, guerras, sociedades agobiadas por el sida, son centros privilegiados para la rapiña de estos grandes ladrones criminales de guante blanco.

Sería inacabable el rosario de atrocidades que generan estos organismos maléficos. Su cinismo no obstante es ilimitado. Los farsantes hacen declaraciones expresando su celo e interés por destruir la pobreza.

Cuando uno lee los informes de expertos que han profundizado en sus intríngulis, se estremece por la capacidad de perversión que posee el ser humano.

3.-El consejo de seguridad está integrado permanentemente y con derecho a veto por EU, Reino Unido, Rusia, China y Francia (justamente los cinco mayores productores y vendedores de armamento). Nada puede aportar la Asamblea General si uno de los miembros permanentes veta una propuesta o una declaración. Prácticamente, el destino del mundo está en sus manos, ya que ellos ostentan el mayor poder armamentístico jamás contemplado.

De nada sirve a cualquier país del mundo agredido reclamar justicia a la ONU si uno de los cinco del consejo de seguridad transige con el agresor. Es por esto por lo que nadie ha movido un dedo por el genocidio chechenio o la barbarie monstruosa de los israelíes contra el pueblo palestino o el Líbano. Esto por poner algunos ejemplos. La figura del secretario no pasa de ser la de un vergonzante correveidile. Y cuidado con mostrarse demasiado independiente e imparcial, como el sueco Dag Hammarskjöld. Todavía no se ha aclarado su muerte.

Siendo esto así, hay que pensar que la ONU se ha convertido en una pura pantomima. Cualquier apariencia democrática en tantos escaños, pura coincidencia. Un gasto funcionarial incalculable, absolutamente inútil. Ni se garantiza la paz, los derechos humanos o la justicia del mundo. Lo más grave es que hoy la ONU es el instrumento más eficaz para enmascarar las tropelías de las grandes potencias.

El mundo está dirigido por esos cinco jerifaltes. Y a estos cinco les inspira el G8, cuya misión es dar el visto bueno a los programas e intereses de sus imperios respectivos (de momento China calla y transige con ciertas condiciones; me imagino que algo sacará).