Opinión

Lo peor está por llegar

El presidente del PNV, Sr. Urkullu, ha estado “sobrao” en las declaraciones que realizó hace unos pocos días. En ellas afirmaba que de ETA hay que esperar lo peor...incluso podría atentar contra el PNV.

Parece ser, a tenor de esta afirmación, que la actividad criminal de la banda terrorista alcanzaría el cenit de su maldad el día en que atentase contra miembros de su partido; que lo peor de la banda no ha sido el asesinato de cada uno de los mil muertos que obran en su haber; que lo peor de la banda terrorista no ha sido el haber matado, por nada, a tantos inocentes; que lo peor no ha sido la crueldad al matar a un padre en presencia de sus hijos pequeños o grandes; que lo peor no ha sido la cobardía necesaria para asesinar, a sangre fría y plazo fijo, a Miguel Ángel Blanco; que lo peor no ha sido la propia existencia de la actividad criminal de la banda, el miedo que con tanta generosidad han sembrado, el dolor y el luto con el que han marcado los dinteles de partidos políticos, cuarteles, empresas y domicilios particulares. No, todo esto no ha sido lo peor de ETA. Lo peor está por llegar.

Y llegará, sostiene el Sr. Urkullu, el día que su atrevimiento y su maldad les lleve a atentar contra miembros del PNV. Ese día será el Apocalipsis, el llanto y rechinar de dientes, el punto de no retorno, el no va más de la actividad criminal. Todo lo anterior, toda la actividad mortal de la banda terrorista previa al día en que atenten contra el PNV, habrá sido malo y no tanto comparado con la ignominia de atacar a quienes actualmente preside el Sr. Urkullu. El día que ETA atente contra el PNV se habrá dado un salto cualitativo en su macabra actividad; esto es lo que viene a decirnos el Sr. Urkullu. De donde se deduce que los muertos del PNV (si los hubiera, y ojalá que no) serían más importantes, esos hipotéticos crímenes serían más dolorosos y la actividad criminal de quien los cometieran sería más condenable y más perseguible; en definitiva, “sus” muertos serían más, mucho más de lo que han sido los muertos todos habidos hasta ahora a manos de los fanáticos de ETA. Y hablando de fanáticos, ¿qué calificativo cuadraría mejor para un dirigente político que es capaz de llevar a semejante extremo la máxima de oro del nacionalismo, de todo nacionalismo, nosotros y los demás?

Quiero pensar, aunque sea con esfuerzo, que el Sr. Urkullu erró en sus declaraciones y que, luego, reflexionó sobre la ofensa cometida. Por eso espero que, más pronto que tarde, convoque una rueda de prensa para reconocer su error, pedir perdón a quienes haya podido ofender (y no seremos pocos) y proclamar, “Urbi et Orbe”, que el valor y la dignidad de la vida humana a todos nos alcanza por igual, seamos o no del PNV.