Desde la Escuela Social de Tudela, el martes 15 de Diciembre, a las 8 de la tarde en el Palacio Decanal, José Ignacio Lacasta, Catedrático de Filosofía del Derecho, disertará sobre: Lo injusto de la Justicia.
En su ponencia mostrará, que la justicia hoy es como la del siglo XIX: castiga -cada vez más- los pequeños delitos de los pobres y deja impunes los grandes delitos de los poderosos. Tesis de fondo: es precisa una “modernización” de la Justicia que se adecue al siglo XXI. ¿Qué se debe castigar?: el fraude fiscal en España supone -si no falla la memoria- un tercio del PIB. Los poderes públicos no han perseguido en serio esa bolsa enorme delictiva. Hacen falta medios y políticas públicas que se orienten hacia el combate de esa vergüenza. El blanqueo de dinero, ídem de lienzo. El dinero negro, el narcotráfico, los delitos internacionales interconexos (cada vez más graves), el tráfico de armas (que comprenden también las nucleares) y el de personas, el de órganos... en fin, los verdaderos delitos -incluso los formados contra el medio ambiente- que hacen daño a la humanidad. Además, la corrupción -con y sin políticos de por medio- las inmobiliarias fantasmas (muchas veces producto del dinero negro), las recalificaciones de suelo sin control.
Todo eso se mueve en la casi absoluta impunidad, En España, la amnistía de los delitos franquistas ha creado el mal ejemplo de ser todo posible. En comparación con lo hecho bajo Franco todo resulta pequeño. Quizá la reconstrucción de la Verdad judicial pusiera fin a esa mala cultura. En Italia Berlusconi cambia las leyes -con el aplauso de la sociedad- para no ser castigado y eludir la justicia. En España los dos partidos principales han tomado un mal camino: convalidan en las urnas la corrupción. Si se ganan las elecciones, todo está permitido... En fin, el caso Madoff habla por sí sólo, y el castigo ejemplar no es sino una coartada para dejar las cosas como están.
Al lado de esto, tenemos en España 77 mil presos/as en la cárcel. Un tercio extranjeros sin papeles, la inmensa mayoría por delitos contra la pequeña propiedad y contra la salud pública (trapicheo de drogas y casi nunca narcotraficantes, a los cuales ha dejado a veces la Audiencia Nacional en libertad condicional)... En esa zona de la sociedad -de la que casi nadie se preocupa- se da la pobreza y hasta el analfabetismo, son gente de la extracción social más baja, que reciben un trato durísimo, por más que la privación de libertad por sí misma -aunque la sociedad no se lo crea- es un castigo muy fuerte.
