Opinión

Las piscinas cubiertas necesitan una solución

El de las piscinas cubiertas es un culebrón que no acaba y al que, al parecer, no se quiere poner fin. La empresa adjudicataria ha decidido, a tenor de las pérdidas que le genera la instalación de Tudela y con la crisis a cuestas, bajar los grados del agua del vaso que quiso ser -pero que nunca ha sido (salvo durante aquella primera jornada del día de puertas abiertas)- de hidromasaje. Los más perjudicados de esta nueva medida de ahorro van a ser los niños y los mayores.


Los primeros ya no podrán acudir a divertirse (no decimos a nadar) en este vaso, a no ser que quieran congelarse. Y los mayores, muchos de los que no saben ni siquiera dar dos brazadas y que acuden a relajarse, armados con artilugios flotantes, por supuesto, tampoco. De hecho, sus quejas han llegado hasta nuestra redacción.


La empresa adjudicataria no está conforme con las condiciones de un contrato que le es ruinoso. Con estas nuevas medidas parece estar echando un pulso al Ayuntamiento para que éste, si quiere contentar a los usuarios, revise las condiciones del mismo. Algunos bañistas han decidido darse de baja de estas instalaciones, algunos se han marchado a Cascante... Es hora de que se tomen cartas en el asunto y que se solucionen los problemas de esta instalación municipal que, hasta el momento, no ha estado a la altura de una localidad como Tudela.