El Parlamento Euro-peo aprobó la semana pasada instar a los Estados miembros a permitir 20 semanas de baja por maternidad. En principio la medida resulta esperanzadora ya que -como dijo Pepe Alfaro en la ceremonia de recogida de su Zahorí de Plata- “es espartano lo que estamos haciendo con esos párvulos de 0 a 3 años”, cuyos padres deben abandonar a su suerte en la guardería con 4 meses.
Sin duda, si lo llegamos a aplicar será un adelanto colectivo. Al igual que la propuesta de que según el número de hijos las mujeres puedan complementar su pensión a futuro, agradeciendo la sociedad -o mejor dicho, pagando- de este modo su innata y entregada labor natural.
Sin embargo, por muy moderna que nos pueda parecer la medida, seguimos quedándonos muy pero que muy cortos. Ya que se están despilfarrando miles de millones de euros de recursos en saraos y tonterías, mientras madres que ya son ancianas perciben pensiones de miseria o “no contributivas” que son el chocolate del loro, por arbitrarias, incontrolables e injustas en muchos casos...
No hay más que ver a muchos indocumentados que llevan lustros con nosotros, y con cuatro días cotizados están percibiendo subsidios meses y meses sin control ni exigencia alguna, a fondo perdido, de una sociedad a la que no han contribuido en nada, mientras esas viudas, esas madres, ya “maduritas” caminan al pairo de sus años de “ama de casa” “sin cotizar” -oficialmente, claro-.
Llámenlo como guste, caridad cristiana o justicia social, pero así, en la vida podremos llegar a funcionar bien, ni estar orgullosos de un sistema colectivo, universal y solidario de verdad.
