Recuerdo que mi abuela Ana Munilla Ausejo, que estaba casi ciega, al final de sus días me recordaba de su juventud que las fiestas de Santa Ana no eran el acontecimiento más importante de la agrícola ciudad de Tudela de principios del siglo XX. Ella recordaba con cariño que de niña -nació en 1889- las Fiestas más dinámicas
y animadas de Tudela eran los Carnavales, seguidos muy de cerca por las Ferias
de Noviembre... ¿Sorprendente, no?
Visto con la mentalidad y los hábitos de ahora parece extraño, sin embargo, es lógico que nuestros mayores no entendieran como Fiestas mayores las de Santa Ana. Es necesario para ello comprender la mentalidad del labrador y el hortelano -ciudadanía mayoritaria en la Ribera de aquellos años-, para descubrir que en Julio, con la mies en los campos y las alcachofas y otras verduras en pleno apogeo, poco tiempo se podía tener libre para muchos días de juerga
y fiesta. Al margen de que, religiosamente y con algún que otro baile,
la fecha fuera más que señalada.
Dicho esto, creo que es bueno por ello emplear la misma reflexión con la Fiesta que suponen ya las actividades de las Jornadas de Exaltación de las Verduras, porque, a pesar de la malísima gestión del Ayuntamiento, que es incapaz de tomar las riendas y de coger por los cuernos a este ya gran toro, y de que la Orden del Volatín se vea sola y desacompasada con actuaciones aleatorias -por independientes y extemporáneas- de otros muchos que campan a sus anchas sólo por su interés, las de las Verduras son ya las Fiestas más importante no sólo para nuestra ciudad, sino para toda la Comarca... ¿Aún no se han enterado?
