Opinión

Las actitudes discriminatorias sobran

The Moon/La Luna, bonito nombre para un local de ocio nocturno para esquivar el estrés causado por una eterna semana de trabajo, para aliviar la garganta con unas cervezas, para relajarse en definitiva, es el deseo de cualquier persona que busca momentos de alegría, la oportunidad para relacionarse con los demás, dejarse contagiar por la risa y sentir ese cierto calor que transmiten los seres humanos.

Todo el mundo tiene derecho a ser feliz aunque sea por poco tiempo y dentro de lo que cabe. En el conjunto de la sociedad existen personas que comparten muchos espacios como son las fábricas, almacenes, obras de construcción, hostelería … son los inmigrantes; indispensables para el trabajo por las aportaciones que realizamos al contribuir a incrementar las arcas de la Seguridad Social, pero sin embargo algunos como los responsables del local The Moon no permiten que compartamos el espacio de ocio, basta con que tengas la piel oscura, o que tus rasgos no coincidan con lo común para impedirte la entrada.

Entendemos sin duda alguna, las quejas de los vecinos sobre algunas conductas conflictivas que han demostrado algunos inmigrantes dentro de algunos locales, pero no se debe generalizar y pagar justos por pecadores.

Estas actitudes como la del citado local no ayudan nada a que se realice cualquier proceso de adaptación de los inmigrantes. Ciertamente existe esta dificultad y los comportamientos excluyentes perjudican notoriamente la convivencia y el entendimiento y originan marginación, guetos…, es decir, los ingredientes suficientes para construir una sociedad que camine hacia el odio y la confrontación.