Opinión

La sagrada familia

Mi relación con la iglesia católica se remonta al periodo escolar, cuando las amenazas sobre las brasas del infierno, las torturas y todo tipo de actos macabros se cernían sobre nuestras cabezas en caso de faltar a misa, no comulgar o no saber las oraciones al niño Jesús. Ahora todo ha cambiado y el giro que ha dado la sociedad es brutal, incluso afirman que Jesús nació en Jerusalén, algo que no ha gustado a los que custodian la Santa Gruta de Belén. Por no hablar de los Reyes Magos, que han quedado en paro y sin finiquito.

Sin embargo, lo que está en auge en los últimos tiempos, al igual que estuvo en la época franquista, son las burradas que dicen algunos obispos y su participación ACTIVA en política. Al margen de pedir el voto para la extrema derecha (esto es obvio) ahora acusan a niños de provocar acciones de pederastia. Así no se defiende a la familia aunque convoquen mil manifestaciones horteras. Contrario a esto, existe dentro de la iglesia un sector de curas que se juega la vida día a día luchando por el pan de los campesinos y en contra del analfabetismo de los pobres en países donde las mafias campan a sus anchas. Este es el caso de Josemi Clemente, un cura tudelano tiroteado recientemente en Guatemala por luchar contra el hambre y la injusticia. Su estado es grave aunque no se teme por su vida. Mi admiración y el deseo de una pronta recuperación.

Unos luchan por la justicia social, otros lo hacen contra el colesterol.


FELIZ AÑO NUEVO