Opinión

La precariedad laboral

¿Cómo se define y sobre qué colectivos afecta mayormente?

A simple vista y de manera generalizada puede parecer que surge de manera natural como algo que nos toca vivir, pero no es así. Su procedencia viene derivada de las 4 reformas laborales realizadas en España, a partir de 1984 hasta nuestros días; y aunque, cada una de éstas reformas sus fases eran distintas, hay un encadenamiento de todas ellas, cuyo resultado es el mercado de trabajo que tenemos. Luego la precariedad es una construcción humana donde han intervenido los diferentes gobiernos, los agentes sociales y los empresariales; resultando éstos últimos los gran beneficiados.

La precariedad laboral es, fundamentalmente, una situación de inseguridad,

flexibilidad e indefensión. Los indicadores principales son el paro y el contrato temporal. Está asociada también a unos salarios bajos, unas condiciones laborales penosas o irregulares y a cierta permanencia en esa situación.

La precariedad laboral es importante y persistente. Se ha consolidado como una realidad permanente del mercado de trabajo, como un proceso de socialización y disciplinamiento laboral. Obedece a unos intereses y estrategias empresariales basadas en un mayor control de la mano de obra -especialmente la nueva: jóvenes, inmigrantes, mujeres-, para aumentar su productividad, abaratar costes laborales e imponer una mayor subordinación. Es el modelo español de segmentación laboral que proporciona a los empresarios una gran ‘flexibilidad’ de la fuerza de trabajo con poca ‘seguridad (España está a la cabeza en Europa en accidentes laborales) y débil el sistema de protección social’. Se desarrolla por la no aplicación empresarial, y de la propia administración pública del criterio de ‘causalidad’ y la falta de control y regulación estricta de la misma.

En definitiva, ni las políticas públicas ni el crecimiento económico han permitido una reducción sustancial de la temporalidad, aunque sí del paro pero con creación de empleo de escasa calidad. Las causas fundamentales son, sobre todo, institucionales y políticas. Lo fundamental de la respuesta se debe situar en ese ámbito. Se trata de generar y expresar la suficiente fuerza social frente a la ‘imposición’ empresarial. En todo momento debiera haber una ‘causa’ que justifique un contrato temporal, y no convertirse en un segmento estructural. Un empleo duradero, aunque sea poco o nada cualificado, debe corresponder a un contrato indefinido.