Opinión

La nueva nación andina

La declaración de Gandhi, “La emancipación se debe realizar a través de nuestro propio origen”, era la base del mensaje de Fausto Reinaga. Tras su vuelta de Europa renegó de sus anteriores planteamientos. “Antes buscaba la asimilación del indio por el cholaje, ahora busco la liberación del indio, previa la destrucción del cholaje”.

Puede decirse que sus libros, ”La intelligentsia del cholaje boliviano (1967) y “La revolución india” junto a su activismo al frente del “Partido indio de Bolivia”, son los referentes de la revolución indianista que ha llevado al poder a Evo.

En la base del nuevo pensamiento social boliviano, comenta Franco Gamboa, está la distinción entre indianismo e indigenismo. El indianismo recupera el sentir del Aymara y del Quechua como parte integrante de su universo andino, siempre amenazado por el cholaje. La energía india es la nación boliviana, y los indios los depositarios de la energía nacional.

Sería como decir la energía vasca es la nación vasca y los vascos los depositarios de la energía nacional. ¿No sería lo mismo? Pues, a ver…

Las actuales ideologías indias, hoy viven en el katarismo, en el MAS, en el CSUTCB, la central campesina boliviana, fuerzas sindicales surgidas en los 70, y en otros movimientos indianistas, que no indigenistas…

Y ahí estamos, el indigenismo.

“El indigenismo –dice Reinaga-, tanto en Perú como en Bolivia, ha querido y quiere la integración del indio para acholarle, para alienarlo, para que la subraza chola asimile a la raza india, que el indio se diluya en el cholaje. Ningún indigenista desea la liberación del indio.

El indigenismo desde Fray Bartolomé de las casas hasta Mariátegui en Perú y Carlos Medinacelli en Bolivia, solo desea a través de la cristianización antes y la civilización occidental ahora, conquistar asimilar e incorporar a su propia sociedad al indio.”

Son planteamientos que no solo atinan en la línea de flotación de la globalización, sino en las entrañas de cualquier andanza colonialista, porque como dice Reinaga, esta tierra es de los originarios y queremos gobernarnos como tales. No caben intrusismos, ni yankis, ni españoles, ni europeos.

Ahí estaba el mensaje del indio Yupanqui a los constituyentes de Cádiz: “Un pueblo que oprime a otro pueblo, no puede ser libre”. Al parecer los colonialistas -hoy “constitucionalistas”- , hispanos nunca lo entendieron. Que pregunten a los vascos o a los catalanes…

Diríamos que en Bolivia mal-coexisten dos repúblicas, una sometida a la otra. La república chola tiene su bandera, su escudo y su himno nacional. La república de esclavos indios tiene lo propio, es decir: La Wiphala, la cruz de la espada Inka y el Pututu y el mandamiento trino.

En la revolución indianista no se tienen en cuenta los planteamientos marxistas, pues por la especificidad de tal revolución, resultan inaplicables.

En Bolivia, no hay una lucha de clases, sino una lucha de razas. Algo perfectamente comprensible ya que medio millón de cholos oprimen a cuatro millones de indios. La raíz del conflicto es la oposición entre el indio y lo occidental.

Pero que quede claro, que el problema indio, no es una cuestión de clase explotada que puede ser resuelto por una revolución socialista, sino el de una nación oprimida y esclavizada. Quizás por ello se han curado de movimientos populares, para ellos truncados por el dogmatismo izquierdista.

Reinaga lo explicitaba muy plásticamente: “Bolivia no es mas que una nación abstracta con un estado contrahecho que sirve como un comité de administración de los intereses del imperialismo de las fieras rubias de occidente”.

La lucha de clases la entiende Reinaga en un sistema eurocentrista, no en un sistema donde el conflicto surge precisamente entre el indio y Occidente. “El indio es un estilo de hombre que no tiene porque integrarse en otro estilo de hombre.

No obstante se aceptan algunas nociones marxistas, como las referentes a la praxis revolucionaria y a la configuración de partidos.