Opinión

La "nueva" Herrerías

Una actuación como la que se ha realizado en Herrerías no se debe analizar exclusivamente desde un punto de vista estético, por cierto muy personal y discutible, sino si a partir de ahora va a ser menos vivible, más impersonal y claramente más ineficiente.


Objetivamente es menos habitable para los vecinos que vivimos en ella. La eliminación del arbolado de porte existente y las líneas de setos han hecho que aumenten los niveles de ruido que soportamos el vecindario, ya que hacían de pantalla acústica. La calle con su actual diseño se convertirá todavía más que antes en una sucesión de bares y terrazas de ocio nocturno, esto hará que aumente el ruido que ya aguantamos.


Otro factor es que la ausencia de sombra de los árboles hace que el granito reciba muchas horas de insolación directa, aumentando la temperatura en la calle y ese calor irradiado entra también en nuestras casas. Tendrán que pasar varios años para que el arbolado actual, que es bastante menor en número de efectivos, amortigüe algo estos impactos.

Como siempre la solución a esta falta de previsión pasará porque cada vez más personas y familias se encierren en sus casas con el aire acondicionado y así seguir sumando gasto energético.


Estos dos factores por si solos explicarían el desinterés que se ha tenido por mejorar las condiciones de vida de los habitantes de Herrerías. Haber dejado la pantalla acústica y el sombreamiento del arbolado existente, así como la colocación de un pavimento con menos inercia térmica, hubieran permitido unas condiciones de confort térmico y acústico mucho mejores para los vecinos/as.


Por eso es muy importante que las actuaciones municipales se basen en la participación real de la ciudadanía y en criterios de sostenibilidad.

En la actualidad la apuesta debe pasar por el ahorro de agua y energía, por reutilizar equipamientos y edificios, por evitar la contaminación acústica y lumínica, en definitiva por gastar lo menos posible.


Esto no se ha tenido en cuenta tampoco en otras cuestiones como la jardinería. Se han colocado más de 300 m2 de césped. En la Ribera el mantenimiento de estas plantaciones supone un derroche de agua importante, si consideramos además el resultado poco satisfactorio, no lo hacen nada aconsejable. Debemos tener una jardinería alternativa adaptada a la climatología de la Ribera en vez de copiar la de ciudades con climas más suaves y húmedos como es el caso de Pamplona.


Lo anterior es aplicable también al mobiliario urbano, poco sólido y a base de madera exótica. Habría que haberse fijado en el deterioro que en poco tiempo han sufrido estos elementos en otras calles donde se han colocado.


No hay que olvidar el ineficiente sistema de iluminación que se ha instalado en Herrerías, con un lado de la calle con una carga lumínica sobredimensionada, mientras que el contrario se queda en penumbra. En este apartado cabe comentar que a pesar de las sugerencias vecinales, que en su día dijeron recoger, se han colocado luminarias que proyectan la luz hacia el cielo, una aberración energética que produce contaminación lumínica, desaconsejada desde cualquier parámetro de sostenibildad.


Y si hablamos del costoso sistema de mantenimiento del granito, como se ha comprobado en Plaza Nueva y Carrera, basado en la limpieza por máquinas a presión, que envía litros de productos químicos por la alcantarilla. Obtenemos como resultado más consumo energético y de agua con aumento de los vertidos y además nunca queda limpio.

La limpieza incluye también más horas de uso de la barredora, que ya estamos sufriendo, y a partir de éste otoño intervendrá la sopladora de hojas ya que la mayoría de los árboles son de hoja caduca y habrá que recogerlas.


El gran argumento invocado con el fin de acallar las protestas en contra del desmantelamiento de la calle más emblemática de Tudela fue la peatonalización y sus grandes beneficios. Pero no va a ser así, más de la mitad de la calle estará abierta al tráfico rodado, sin una clara separación entre la zona de paso de los vehículos y el resto con bancos colocados al borde de dicha zona y dirigidos hacia ella. Resumiendo la disposición es de calle peatonal y abrirla al transito de coches seguro que generará problemas.


Por eso cuando la ciudadanía de Tudela evalúe la actuación debe tener en cuenta los costes de mantenimiento, de agua y energía que a partir de ahora vamos a tener que pagar. La antigua calle, había conseguido ser muy eficiente en cuanto al gasto de recursos, con un arbolado y vegetación de bajo consumo de agua y un pavimento y mobiliario urbano duradero y casi exento de mantenimiento.


Resumiendo la “nueva Herrerías” que se inaugura ha sido un caro capricho estético, es un escaparate de ineficiencia energética y de derroche de agua, al servicio del ocio nocturno, y va a ser insufrible durante los días calurosos y difícilmente habitable para los que tenemos que vivir en ella, eso sí… Herrerías ya se parece a cualquier otra calle de cualquier otra localidad.


Rafa Sánchez

Vecino de Herrerías y

miembro de Ecologistas en Acción