En la tierra mueren al año, por dar sólo algunas cifras, dos millones de personas víctimas de la Malaria -que se podrían salvar con un mosquitero- por no hablar de las de Disentería. Y más de otros dos millones de niños y niñas fallecen a causa de diarrea, por el mal estado del agua -entre otras razones-, que se podrían curar con un simple suero que cuesta céntimos, y entretanto en el primer mundo estamos montando una con lo de la gripe A, H1N1, de agárrate y no te menees.
La crisis de la “Influenza”, como la llaman en Sudamérica, es más una huida hacia adelante de los dirigentes mundiales, que un problema de Salud Pública. Sólo el Hambre da más cornadas a una Humanidad que, cada vez de forma más obvia, se ve que es lo más salvaje para sí misma.
El desencuentro mundial que ha producido la crisis y el fracaso del modelo capitalista del “Más y Más”, han querido entretenernos una vez más con una película de miedo que siempre sale rentable a los de siempre...
Las farmacéuticas se están partiendo la caja de risa ante tanta estupidez colectiva, y los que mueven los hilos -que son cuatro en el mundo- ya le han dado a este plomizo asunto el carácter de “Pandemia”, generalizando un medicamento, el “Tamiflú” -entre otros-, que tiene más contraindicaciones que visos de resolver los estornudos, pero que en este occidente ridículo, hipócrita e hipocondriaco ha hecho del comercio del miedo, la solución a todos nuestros absurdos males.
