Opinión

La gran contradicción: “no sé vivir sin tí, pero me estás matando”

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Dentro de la Programación de la Escuela Social de Tudela para el curso 2010-2011, el próximo martes 18 de Enero intervendrá a las 8 de la tarde en el Palacio Decanal Manuel Campillo, catedrático de filosofía en el Instituto "Benjamín de Tudela", que disertará sobre la ponencia cuyo título se indica arriba.



Dicho título es una metáfora que trata de suscitar, al menos, dos líneas de reflexión. Por una parte, estamos bastante bien instalados en el sistema, básicamente por nuestro consumismo al que nos cuesta renunciar, aun a sabiendas de que el mismo entraña necesariamente entrar en el aro de una dinámica productivista e individualista que es insostenible desde el punto de vista del ecosistema global. Y por otra parte, estamos, pues, todos y todas ante un dilema que hemos de resolver, ya que la crisis nos recuerda que el modelo social de Occidente, que resulta de la combinación de capitalismo y democracia, está en permanente tensión y contradicción. Somos producto de ese modelo, del que no podemos prescindir, pero del que tampoco llegamos a estar satisfechos.



Frente a la situación de auge en Europa durante la 2ª mitad del siglo XX, desde comienzos del XXI este modelo ha evolucionado simultáneamente hacia su mundialización (crecimiento capitalista en los países emergentes) y su desregulación (ausencia de democracia y derechos sociales en muchos países).



El evidente desequilibrio entre el capitalismo actual “sin fronteras”, cada vez más fuerte y global, y la democracia avanzada (Estado del Bienestar), sólo presente en parte del mundo y atomizada en múltiples Estados “con fronteras”, está trastocando el status quo del hasta ahora modelo occidental, con el riesgo de una consolidación mundial de un capitalismo sin democracia.



Ante esta situación, las sociedades europeas (pioneras del modelo social más avanzado) se debaten entre la reacción defensiva del miedo al futuro (proteccionismo nacional, populismo, xenofobia) o la apuesta por caminar hacia una democracia mundial, capaz de volver a controlar y regular el capitalismo.