Opinión

La especie suicida

En 2000 millones de años el aumento de radiación solar hará imposible la vida en la Tierra. Un pequeño grupo de homo sapiens, una de sus “criaturas”, tiene el empeño en darle emoción al asunto propiciando con su actuación una reducción del plazo.

Actualmente estamos viviendo de las rentas que nuestro planeta ahorró en 20 millones de años, rentas que en unos 200 habremos dilapidado. Algo así como tirar la herencia del abuelo, tan celosamente reservada para el nieto durante sus 50 años de duro trabajo, en unos 25 minutos; y en heroína. Escalofriante.

Cada vez son más las voces que nos advierten del peligro, cada vez más las potencias de los “radiocasetes” que se venden (y compramos) para no tener que oírlo. El mantenimiento de este modelo político-económico-informativo excluyente de la mayoría mundial es inviable. Las voces de alarma se oyen desde los mismísimos círculos económicos de poder. La carrera hacia el suicidio es evidente, tanto, como que no hacemos absolutamente nada efectivo por evitarlo. Más aún, las mismas técnicas depredadoras se siguen usando ahora, eso sí, con apellidos tales como: Ecológico... verde... sostenible... Falacia que el sistema (nosotros) practica sin el menor pudor.

Pero el sistema no es tonto, lo primero que ha hecho es difuminar a sus mayores responsables, camuflarlos en Sociedades anónimas, anonimizarse para poder seguir tocando el piano donde y cuanto quieran (banco, multinacional o asiento de diputado). Sin el peligro de que el resto del mundo, harto de su música, les cierre la tapa con los dedos dentro.

El mundo está dirigido por el dinero; dirige la política, los medios de información, los bancos... e implica al ciudadano medio en su vorágine consumista-depredadora, traspasándole así su cuota de responsabilidad; somos eslabones imprescindibles del tinglado, nos retroalimentamos mutuamente.

La comunidad científica sabe que hay que parar, que hay que frenar en seco si no queremos caer en el exterminio masivo del resto del mundo, de ese 80% pobre, que precederá al nuestro. Pero nosotros “siempre palante”, que a la hora de la auto justificación somos únicos.

Nuestros dirigentes, sucursales in disimuladas del poder económico, funcionan a golpe de encuesta de opinión. En el caso de uno honesto, ¿cómo cortar el bacalao?¿Quién votaría a alguien que abogue por un drástico cambio de modelo?¿Cómo convencer a una población permanentemente enchufada a un aparato televisivo totalmente dirigido por los inventores del sistema a destruir?