El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha hecho un nuevo gesto, frenando, de momento, las reválidas de Secundaria y Bachillerato que plantea la Lomce. Lo ha hecho como gesto de apertura ante la Comunidades Autónomas beligerantes con la nueva Ley de Educación, invalidando así el trabajo realizado durante el desarrollo de la misma y volviendo al origen del problema: vivir en un país en el que en consenso en materia académica, como en otras muchas cosas, es imposible.
Una vez más ha quedado claro que antes del interés del alumno y de los objetivos formativos está la política. ¡Y así nunca jamás nos irá bien!
