Opinión

LA DESCONOCIDA JUVENTUD DE FRANCISCO DE JASSO Y XABIER

Ya sobre el lugar de su nacimiento, se produjo una idealización de su nacimiento que no encaja. La sublimación de su vida fue el objeto de una Compañía que soñó con el dominio del mundo desde el concepto de crear una espiritualidad contra natura. Cualquier afirmación de la citada Compañía debe ser vista con la prevención de los motivos que lo buscaban. La creación del mito, pues, es y sigue siendo obra de intereses políticos y religiosos.

Nacido el año 1506 en Xabier, no conoció la paz en su patria, ni la reversión de dicha hacienda a sus padres. En aras de recuperar la memoria histórica, y sopesando que nuestros personajes fueron de carne y hueso, la sublimación del tenido por santo no nos aporta un balance positivo. Valga como ejemplo que ningún coetáneo apuntó el cuarto donde nació Francisco, y se descubrió el dato cuando se hizo necesario encumbrarlo a la posteridad.

Cuando se afirma por Schurhammer que Francisco nació en el piso alto, al que denomina “palacio nuevo”, no puede dejarse de mirar las fuentes. Ninguna fuente local, de los que conocieron a la familia y su casa, menciona la habitación de su nacimiento, y menos con tal nombre.

Schurhammer, al igual que en éste y otros muchos casos, acude a los archivos de la Compañía, cuya mayor parte de datos es de un siglo posterior al nacimiento de Francisco. En concreto, el piso donde nació lo extrae del ARSI (Archivo Romano de la Compañía). Todos los autores que conozco han pretendido que Francisco salió desde Xabier para París, sin pruebas concretas. Categóricamente no se puede asegurar donde vivió Francisco su juventud. Por tanto existe la opción de sopesar la hipótesis de que Francisco de Jasso y Xabier pasó su juventud en el Baztán, que es cuestión que me ha llevado a contrastar, cuando menos, que es el lugar que más posibilidades tiene, y que lo someto a mejores argumentos. Ya desde el año 1509, Sangüesa fue foco de escarceos militares con los aragoneses, y ante la ocupación del reino de Navarra por el católico, el rey Juan de Albret salió del reino partiendo de Lumbier, acompañado por el doctor Jasso, en los primeros días de agosto de 1512.

Nada se dice de que lo acompañara su familia, pero es impensable que no fueran con él su mujer y sus hijos, el pequeño Francisco con sólo 6 años. Aunque su familia paterna tenía residencias en Donibane Garazi y el pueblecito de Jaxu, lugar de su origen, el doctor ya tenía comprada la casa de Arraztoa, a medio camino entre el palacio de Azpilcueta y el castillo de Amaiur, lugares que no fueron totalmente dominados por el rey católico hasta 1522. Teniendo en cuenta las sucesivas razzias de las tropas del católico, especialmente en la merindad de Sangüesa, con detenciones masivas y destierros a lo largo de estos años, es imposible pensar que Francisco, objetivo que podía ser de cautividad o rehenaje, se encontrara tanto en Sangüesa, Xabier o Pamplona, como se ha ido suponiendo hasta la fecha. Realmente no existen pruebas materiales de que viviera en Baztán, pero los abundantes datos me inclinan a pensar dicha posibilidad como la más probable. En las zonas referenciadas hasta ahora no se daban las condiciones para ello, y tampoco existen pruebas materiales. Es por eso que tenemos que acudir a referencias parciales y sumarlas para obtener deducciones con lógica.

Cuando Francisco fue a París (1525), se llevó a Miguel de Landibar (barrio de Urdazubi), monje del monasterio de Urdax, para que le sirviera de fámulo. El fámulo era una especie de criado para todo, que le servía lo mismo para coserle la ropa que para introducirlo en círculos y ambientes que necesitaran presentación. Naturalmente, esa persona debía ser alguien con quien se hubiera relacionado y convivido a todos los niveles, y haberse familiarizado con él, lo que se obtiene a base de trato a través del tiempo. Otro factor a destacar es que la elección se produjo sobre un monje cuyo euskera era el dialecto baztanés-labortano, y que Xabier ya lo habría dominado, probablemente por las enseñanzas que habría recibido en el monasterio de Urdax. Otra cualidad lingüística que acreditaba al monje de Urdax que lo acompañó era una mayor aproximación hacia el gascón y el francés, frente a las enseñanzas que le hubieran proporcionado desde la escuela de Sangüesa, más orientada hacia la universidad de Toulouse, y por tanto del lenguaje bearnés.