De forma imparable, el debate sobre los precios que el ciudadano paga por la energía eléctrica ha llegado para quedarse. Y desde la política,
la casta más interesada y aprovechada de cuantas se benefician de este acomodado, interesado e influyente sector, se está comenzando a
reaccionar, preocupada al descubrir que la gente está tomando conciencia de la tomadura de pelo permanente que encierra cada factura.
Siguiendo las enseñanzas de Goebbels, el ministro nazi de la propaganda, el endogámico sector eléctrico -en el que tan sólo cuatro empresas controlan el 80% del suministro eléctrico, falseando el principio de 'libre competencia'-, han propiciado el que "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad", pero sus propias armas se han vuelto contra ellas... Defenestrar las energías renovables, reprobando públicamente sus "subvenciones"; alegar erróneamente que la energía nuclear "es la más barata"; y otras muchas mentiras o manipulaciones evidentes, como el precio real que se paga por el gas natural, han puesto en entredicho los costes que se hacen soportar
al ciudadano, de un lobby, un oligopolio, mal regulado por parte del Gobierno -que obtiene un magnífico rendimiento colocando a su gente
y mirando para otro lado- y donde la transparencia brilla por su ausencia.
Entretanto, la recomendación del CNMC, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, llega tarde y sólo porque el descontrol generado desde la política ha sobrepasado todos los límites de lo tolerable y razonable... ¿Hasta cuándo seguiremos así? ¿Se seguirán tolerando abusos?
+Info: observatoriocriticodelaenergia.org y nuevomodeloenergetico.org
