Opinión

La crisis del sentido común

Es de obligado cumplimiento salir al paso de las críticas y comentarios vertidos contra la Brigada Municipal de Obras del Ayunta-miento de Tudela y contra la alcaldía de esta ciudad por su gestión en las pasadas fiestas patronales.



Respecto a la ejecución de horas extras por los trabajadores de la Brigada se han hecho afirmaciones falsas que generan en la opinión publica una imagen distorsionada de la realidad. Los trabajadores contratados para paliar el déficit de personal de dicha Brigada son contratados con el nivel E, el más bajo de la escala. Ganan en torno a los 1.200 euros al mes y el ingreso por horas extras les supone ganar unos 1.000 euros más durante el mes de julio, sábados, domingos y festivos inclusive. Este dinero se emplea para subsistir como el resto de trabajadores los meses de desempleo. El calendario laboral se establece como marca el Estatuto de los Trabajadores al comienzo del año mediante acuerdo de los representantes de los trabajadores y en este caso la administración.



¿Acaso pretenden restringir más los derechos de los trabajadores algunos presuntos progresistas y sindicalistas profesionales y establecer un calendario laboral en el que desaparezcan los domingos y fiestas señaladas?



¿Pretenden con sus críticas que los trabajadores de la Brigada trabajen sin descanso semanal de forma ordinaria y peor pagada como ocurrió en el 2009?



Más allá de estas criticas está la realidad política del momento, la proximidad de las elecciones y la crisis económica actual que elimina las neuronas y las señas de identidad de los que dicen defender a los trabajadores. Hacer oposición al actual equipo de gobierno municipal, no es decir a todo que no, el alcalde y las concejalias correspondientes utilizan el sentido común a la hora de elaborar los servicios en fiestas, servicios indispensables como son la policía local o la brigada municipal así como otros añadidos de sanidad, bomberos, etc.



Las criticas deben ir encaminadas a la privatización de servicios con la consiguiente perdida de empleo y el mayor gasto público, a los gastos de representación, a la nefasta gestión de las obras realizadas y las diferentes líneas de actuación que se supone en la oposición y el gobierno municipal.



Las últimas actualizaciones sobre los puestos de los funcionarios municipales han deparado en algunos casos un incremento en torno al 30% en categorías del grado B por ejemplo. Algo que no parece escandalizar a nadie. La utilización política que se está haciendo supone un golpe bajo a los trabajadores más humildes de la escala y un despropósito mayúsculo de los que desconocen la dinámica de trabajo de la Brigada Municipal.



¿Dónde están las alternativas para las próximas fiestas patronales? ¿Privatizar a la Policía Municipal, hacer encierros de gatos, traer orquestas de plástico, lanzar fuegos apagados?



Sin que sirva de precedente, Luis Casado con sus explicaciones ha demostrado que su sentido común no esta en crisis en este tema.