Opinión

La casa de mi vida (I parte)

Hoy en día, que se empieza a hablar de la burbuja inmobiliaria, que si explota, que si tal o cual, a nosotros los que vamos cada mañana a trabajar y pagamos la hipoteca que hemos pedido para hacernos la casa de nuestra vida, nos toca un poco de paso. Ésta ha sido siempre la ilusión de toda familia, hacerse una casa, un hogar. Y los que pueden, con el sudor de su frente, se meten en la enorme y costosa empresa de construirse una casa a su gusto, como quieren, dentro de cómo te dejan. Así lo hicimos mi familia y yo. Con esfuerzo y trabajo ahorramos y adquirimos un solar en un pueblo cercano a la capital ribera, para hacer nuestra casa, la ilusión de una vida. Encargamos el proyecto a un arquitecto joven que nos dio la confianza del buen gusto y la modernidad. Queríamos una casa especial, moderna, y no voy a decir que no la tengamos, la casa es preciosa. Pero resulta que de buenas a primeras, el vecino nos levanta una pared. Nuestra casa por indicación municipal, dejó un retranqueo de varios metros a ambos lados, espacio digamos entre las parcelas lindantes. Y de pronto, el vecino levanta un muro, de dos altura, en el límite de su parcela, dando con la nuestra. Mayor sorpresa cuando a nosotros no nos dejaron levantar más de una altura.

Extrañados, nos dirigimos al Ayuntamiento, no pretendiendo perjudicar a nadie, sino conocer qué ha sucedido, porqué mi casa ha de tener una altura y un retranqueo lateral, y la del vecino no, porqué a día de hoy tengo que soportar ese muro sobre mi jardín. Y entonces, qué cara que se nos queda cuando nos indica el arquitecto municipal que la casa del vecino es conforme a normas. Y nosotros, que no somos legos en el asunto, nos preguntamos si ha cambiado la normativa, y nos dicen que no, que nos informaron “un poco mal, como antes era obligado retranqueo y una altura, pues no se dieron cuenta que ha cambiado el plan, es que mira, no tenía que haber cambiado”. Pero ha cambiado, y con la aprobación municipal, y ya había cambiado cuando yo solicité la licencia, incluso a mayores y más graves conclusiones legales podríamos llegar, que quizás aquí no vienen al caso.

Lo que me preguntó es: ¿Qué ocurre para que a alguien se le informe mal en tal medida? ¿Quién paga este error? ¿Quién derriba el muro que oscurece mi jardín? ¿Cómo me resarzo de todo ello? ¿Qué pasa con mis esfuerzos, con mis desvelos, con mi casa soñada, que en tal medida se ha visto perjudicada? ¿Cómo es posible que en un Ayuntamiento no se sepa lo que se aprueba, lo que se cambia, y lo que se deja, del planeamiento municipal?

Si tan importante es este plan, ¿cómo es posible que no sepan ni lo que dice? Y ¿quién, en definitiva, ha pagado por toda esta incompetencia?