Opinión

La apuesta por la incineración de residuos no es la solución, sino que es el problema

El Gobierno Foral cada vez nos sorprende más cuando habla o se refiere a medidas que tienen que ver con el Medio Ambiente, ya que ha aprobado inicialmente el Plan Integrado de Gestión de Residuos de Navarra, en el que se apuesta por la incineración de los residuos y al parecer se instalará en la Zona Media.

Este ejecutivo es capaz de arruinar en poco tiempo políticas acertadas que se vienen realizando en la Comunidad Foral y de las que éramos o somos referentes al menos a nivel Estatal. No hace falta más que recordar cuando toda la política energética basada en el desarrollo de renovables se finiquitó por el interés de este Gobierno para apoyar a Iberdrola e Hidrocantábrico, a instalar centrales térmicas en Castejón. En ese momento no se terminó solo con un Plan que evitaba las emisiones de CO2 en Navarra, sino que también fue el principio del fin de la empresa pública líder del sector , EHN.

La gestión de los residuos en Navarra ha servido de referente en muchos lugares, sobre todo en los primeros años cuando las experiencias de compostaje en algunas mancomunidades eran copiadas por gestores de otros lugares del mundo. Si bien es cierto que con posterioridad se había abandonado por métodos menos sostenibles como la biometanización, lo cierto es que nunca pensamos que se propondría la peor de las soluciones, la INCINERACIÓN DE RESIDUOS.

Desde Ecologistas en Acción de Navarra nos preguntamos; ¿Este Gobierno va a dejar que Navarra lidere alguna política sostenible y de futuro, ahora que se dice que la solución a la crisis esta en la innovación, o su intención es que seamos una Comunidad mediocre al servicio de las tecnologías más obsoletas y contaminantes del planeta y de los intereses económicos que las representan?, porque eso bajo nuestro punto de vista eso si que es vender a Navarra.

Hablando de la incineración, hay que decir por obvio que sea, que es la forma más insostenible y peligrosa de tratar los residuos, puesto que no los elimina, sólo los traslada y dispersa especialmente a través de la atmósfera.

En concreto en este proceso se generaran flujos de emisiones contaminantes, tóxicas y nocivas para la salud y el medio ambiente que podemos agrupar en:

Emisiones a la atmósfera de dioxinas y furanos que se han caracterizado como los tóxicos químicos artificiales más peligrosos para los seres vivos. Estudios recientes sostienen que no existe ningún límite seguro para las dioxinas. Además, se ha demostrado que los efectos negativos de las dioxinas sobre la salud humana que se conocen en la actualidad, se producen a dosis mucho más bajas que las permitidas por las normativas.

Las emisiones de metales pesados son peligrosas porque tienden a bioacumularse activando procesos cancerosos en el ser humano.

Los gases invernadero como el CO2, CO, NOx SO2 están provocado el cambio climático del planeta. Los NOx (óxidos de nitrógeno) son precursores del ozono troposférico y el SO2 dióxido de azufre de la lluvia ácida.

Otro apartado es el de la contaminación de los suelos ya que del proceso resultarán toneladas de cenizas y escorias:. Estos residuos están considerados como peligrosos ya que llevan un alto contenido en componentes tóxicos.

Resumiendo convertimos residuos que no están caracterizados como peligrosos y los descomponemos para convertirlos en un número indeterminado de sustancias tóxicas, venenosas, corrosivas y contaminantes. Unas se liberarían en el medio ambiente y otras tendrían que volver a incinerarse repitiendo un ciclo absurdo, insostenible y peligroso en la gestión de los residuos.