La pidió Gaviria el viernes, y la verdad es que la reflexión es más que necesaria: ¿Qué sociedad queremos a futuro? Debemos abrir un debate y pensar, concienzudamente, hacia dónde queremos ir.
El fenómeno de la inmigración que nos ha llegado debería convertirse en materia de primer orden, más allá del interesado "terrorismo", y alejado del típico acercamiento a otras civilizaciones, sólo preocupado y dirigido, a la hora de la verdad, por los intereses económicos de quienes ansían el petróleo y el gas de aquellos que dicen acoger.
La alianza social que debería preocuparnos es la de la realidad de la calle que, en varias poblaciones de la Ribera, como Castejón, Villafranca, Andosilla o Cortes, ya cuenta con entre un 8 y un 18% de población alóctona. Y estas cifras, bien merecen una seria parada. Afortunadamente no tenemos problemas en la materia pero, justamente por ello, deberíamos prepararlo a conciencia.
