Opinión

José María Cirarda, In memoriam

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A monseñor Cirarda, lo tuvimos varios años en Tudela, hasta que se jubiló, y después vino varias veces, a la fiesta del Ángel y el Volatín y a la de la patrona Santa Ana, invitado por el canónigo señor Sotés. Era alegre y campechano y muy rocero, como decimos los riberos. Un sacerdote, que tenia ideas liberales, que se empapó del Concilio Vaticano II, que supo luchar contra la dictadura franquista. También temperó, sus ideas vascas, comprendiendo, las ideas navarras. Pero lo que aquí, más aplaudimos es saber conjugar, (que ya es difícil) las ideas monolíticas de la Jerarquía Católica, con las ansias de los cristianos de más libertad y por influir mas y mejor dentro del seno de la Iglesia.

Nosotros estábamos bien informados por D. Casiano Floristán sobre el Concilio Vaticano II que vivió en persona, como teólogo asesor del Papa Juan XXIII. Y fueron años de esperanza y promesas a una participación más directa más comprometida, con mas poder de decisión de las comunidades cristianas dentro de la Iglesia. Pero aquellos aires nuevos de libertades dentro de la Iglesia, nos hicieron respirar entusiasmados. Monseñor Cirarda, de la línea de Juan XXIII, y del Cardenal Taracón, que veían necesarias la libertad de conciencia y la libertad religiosa, para una nueva andadura de la Iglesia Católica en el mundo.

Pero claro, estas libertades estaban machacadas en España por el dictador. Tuvieron que ser doblegadas y, por ellos oponiéndose a las cerradas ideas tanto de prelados que estaban con el régimen como los del mismo régimen. Descanse en paz, cumplió con las ansias naturales de toda persona de ser libre. Cojamos el testigo del Concilio Vaticano II y pidamos más libertad, tanta que estos opresores Vaticanistas, se vean forzados a dimitir a favor del pueblo cristiano, amén.

Miguel Ángel Soro Falces