Opinión

JOSE ÁNGEL PÉREZ-NIEVAS, HISTORIA DE LA BUENA

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No sólo por dirigir tan dignamente EKA-P.Carlista, sino también por su compromiso democrático, por su generosidad. Todavía cercano su último aliento, deseo contribuir al conocimiento de esta buena persona que se nos acaba de marchar. Quizás las generaciones más jóvenes lo ignoren, y es preciso decirlo en voz alta. Jose Ángel Pérez-Nievas ha sido un hombre inmerso en los problemas sociales de su tiempo, comprometido socialmente. Por ello, le profeso gran admiración, afecto, y profundo reconocimiento, y envío públicamente un abrazo fraterno a quienes compartían con él cualquier parcela de su vida, muy en especial a su familia y compañeras y compañeros de partido.

Siempre estuvo a disposición de quien trabajase por construir o ensanchar la democracia. Era uno de los pocos abogados a los que llamábamos en Tudela a cualquier hora del día o de la noche, cuando alguien era detenido durante los últimos años del franquismo y durante la transición. Nunca le oímos una queja por tal cuestión y, en la mayoría de las ocasiones, su atención era gratuita.

No pecó de sectarismo. Bien entrada ya la democracia, en los años durante los cuales el papel fiscalizador de Batzarre en el ayuntamiento tudelano era boicoteado desde el gobierno municipal, negándonos el acceso a los libramientos de gastos de representación, Jose Ángel nos tramitó una demanda que ganamos. Y lo hizo gratuitamente. Desde entonces, cualquier miembro de la corporación tiene acceso a dichos gastos.

Años después, cuando fui parlamentaria, José Ángel me ayudó a preparar un proyecto de ley para presentar en el parlamento navarro. En dicho proyecto, entre otras cuestiones, se instaba a que la titularidad de Bardenas no fuese ni de la corona ni de la Comunidad de Bardenas, sino de todos los navarros y navarras, es decir propiedad de Navarra. El proyecto obtuvo el único voto favorable de Batzarre, porque el conjunto de la Cámara o bien hacía una política muy lejana del altruismo de José Ángel, o bien desconocía la profundidad con la que José Ángel dominaba los intríngulis del peculiar sistema jurídico bardenero.

Además, de la mano de la Fundación Acción Solidaria, recogimos juntos parte de las 9.000 firmas logradas en unas iniciativas legislativas populares por un salario social universal en una ocasión y por abolir la deuda externa en otra, que el gobierno navarro ni siquiera se dignó tramitar.

Y hemos participado en común de la necesidad de trabajar por el desmantelamiento del polígono de tiro de las Bardenas, a través de la Asamblea Antipolígono. Además, José Ángel fue uno de los cuatro vecinos (todos ellos carlistas) que, en su día, denunciaron que la Comunidad de Bardenas no podía alquilar terreno para usos militares, porque dicho uso no está recogido en las Ordenanzas.

No le importaba darse contra el muro de los “intereses superiores del Estado”, sino la justicia de su causa. José Ángel no ha podido ver las Bardenas como quería, sin polígono de tiro, ni ha podido comprobar que sus sospechas de que se hubiesen hecho prácticas con uranio empobrecido fuesen o no ciertas. Pero, lo que es seguro, es que ha hecho cuanto ha estado en su mano, por lograr unas Bardenas sin mangoneos caciquiles de un lado, ni riesgos militares de otro.

José Ángel eligió estar con quienes no vencían, buscaba convencer con argumentos y, en contra de lo que algunas personas opinan en tales casos, aún no lográndolo, no fue por ello perdedor. Fue de los que ganaron para los demás parcelas de bienestar y democracia, sin obtener ni buscar otro tipo de beneficios personales.

En estas líneas, he querido recoger algunas cuestiones en las que tanto le debemos, pero trabajó mucho más e intensamente. José Ángel ha hecho historia de la buena. Muchas, muchas veces le dije que tenía que escribir tantas cosas como podía contar. Tengo la esperanza de que alguien muy cercano a él, cuando el corazón y el tiempo se lo permitan, lo haga por él. Por mi parte, he querido poner, cuando menos, unas líneas que contribuyan a su merecido homenaje y reconocimiento. Sabemos que la suya es una gran pérdida, pero también conocemos cuánto ha aportado su existencia. Quizás por eso, tuvo José Ángel la suerte bien labrada por él, de estar rodeado por una familia maravillosa, particularmente esa mujer tan entrañable y generosa como él, Mari Carmen.