Opinión

Indígenas en la Selva

Estoy viendo un reportaje precioso sobre las selvas tropicales. En él se asegura que son una fuente inagotable de remedios naturales, y también que nos las estamos cargando con la deforestación, para sacar madera o sustituir los árboles por praderas para criar ganado.

Luego aparece un grupo de indígenas envejecidos moviéndose por un sendero entre los árboles. Uno de ellos va cojeando y se ayuda con un palo. El locutor asegura que son una enciclopedia viviente de la farmacopea, e insiste en sus vastísimos conocimientos sobre todo tipo de remedios naturales.

Se me ocurren dos cosas que son casi la misma:


Una. Es posible que los indígenas sean sabios y doctos en medicina natural. Pero no se les luce nada. Sabemos que tienen muchas y muy crueles enfermedades, que mueren jóvenes y que la mortalidad infantil es altísima. Allí, a diferencia de aquí, tener buena salud es cuestión de buena suerte. En todo caso el grupo que nos muestran seguro que no sabe fabricar unas sencillas muletas, más eficaces y cómodas que el palo, para ayudar a deambular al pobre compañero cojo. De poco les sirven sus -supuestos- amplísimos conocimientos.O puede ser que no los tengan. No entiendo qué extraño mecanismo lleva al guionista a suponer que detrás de esa vida miserable y ese aspecto paupérrimo hay una profunda sabiduría.


Dos. Seguro que es verdad que, dentro de la selva que nuestra civilización está esquilmando, hay especies que estamos haciendo desaparecer y de las cuáles podríamos sacar productos maravillosos que curasen nuestras enfermedades. Quizá.

Pero me permito puntualizar que esto sería posible siempre con nuestra tecnología, con la misma que está basada en el estilo de civilización que se está cargando la selva. La industria farmacéutica que consigue ingredientes para medicinas de resultados espectaculares convive y es consecuencia del mismo sistema económico que la industria maderera que trae materiales maravillosos que se convierten en muebles espectaculares. O con megaexplotaciones ganaderas que producen montones de toneladas de carne.


Es la avaricia de nuestra civilización y su deseo de ganancias la que esquilma las selvas para sacar madera o carne y la que produce remedios curativos que nos mantienen con buena salud y que rinden buenos beneficios a las multinacionales farmacéuticas.

Quizá venga aquí a cuento la anécdota de un amigo, médico de profesión, que pasó un par de días en la selva durante unas vacaciones en el Perú.