Opinión

Homenaje merecido

Desde ahora digo que quizás no sea objetivo en esta carta aunque tampoco lo pretendo. Confieso que siento un cariño especial por Antonio. Desde crío lo conozco por ser un entrañable amigo de mi padre, recuerdo como a esa edad miraba entusiasmado y con admiración los apuntes que en 15 segundos elaboraba al observar con el rabillo del ojo cualquier pase de un torero en la plaza, en nuestra casa sus cuadros taurinos, su retrato de mi padre etc han estado presentes en el salón de siempre. Se puede decir que era, y es, un familiar más.

Hace escasas fechas Antonio recibió un emotivo homenaje y aunque (por mi mala cabeza) llegué algo tarde al mismo, pude ver la emoción de un hombre sencillo y llano en sus ojos ante tanto agasajo.

Todo esto me ha llevado a decidirme y escribir estas letras. Ante todo felicitar al Pocico por su elección, creo (y espero que todos penséis igual) que Antonio se merece éste y muchos más homenajes.

Para ser homenajeado creo que se tienen que dar alguno de estos requisitos: Ser popular, entrañable, en definitiva un ciudadano conocido que marque alguna diferencia con los demás por su forma de ser, por su generosidad o por su valía como persona o bien (y esta sería la segunda opción a mi modo de ver) ser una persona que se distinga por su profesión, que haya llegado a ser alguien en su trabajo sea el que sea, que pasee el nombre de su pueblo, región… por doquier etc.

Antonio aúna como nadie los dos requisitos: Pocas personas son tan populares y queridas como él y su calidad como artista, pintor, escultor…está fuera de toda duda.

Como ya dije cuando hace años se le hizo un homenaje en el Frontón, desde luego menos prestigioso que el del Pocico aunque igual de entrañable, si Antonio no ha tenido el reconocimiento que merece ha sido por su generosidad y por lo prolífico que es en su obra.

Pocos amigos, conocidos o tudelanos en general no tendrán un apunte, un dibujo o una acuarela suya en su casa, pocos no se llevaran si se sientan con él a tomar un café, un apunte suyo o un dibujo en una servilleta, un posavasos o una hoja de papel; esta forma de ser hace que equivocadamente se le vea como un pintor menos cualificado, menos serio que otros que desde su primera pintura guardan celosamente sus secretos, cotizan al alza en cuanto exponen un cuadro, etc. Craso error. Yo desde luego prefiero la genial generosidad de Antonio en sus obras, en sus dibujos; será menos cotizado pero, desde luego es mucho más querido.

Desde aquí, como he dicho, mi enhorabuena y mi felicitación por el homenaje a la Sociedad el Pocico, no os quepa duda que la elección de este año de vuestro zahorí ha sido sabia y justa como ninguna.