Opinión

Hijos y nietos


Y quisiera morir cuando ya tenga siempre

mi sangre dolorida en otras encarnada,

y que mi corazón sea semilla pura

que florece su flor en lo alto de otra rama.


Porque entonces, Señor, mi trono seco y roto

sin sabia ya, se irá, se irá a la nada,

más ellos por tú voz, libres y alimentados

seguirán por las ramas más altas de mi vida,

y al paso de los años mi madera de hombre

sobre el desierto suelo caerá por tí talada,

y mi carne renacida, ya tierra para siempre

y de ella brotarán más frutos y más ramas.


Así podré vivir en mis hijos y nietos,

podré llegar a tí por tus limpias palabras

podré llorar tu nombre, siempre podré soñarte,

vivir hoy y mañana en sus hondas entrañas.


Por si no es así, si mis venas se ciegan,

si los ríos de mi sangre que te cantan heridos

nunca van a encontrarte, porque entonces los muertos,

muertos son para siempre. Con la muerte acaban.