Opinión

Hagamos algo ya

No es un tema político a debatir, ni aplazable. El tabaco mata a tanta gente como si tuviéramos una catástrofe aérea en cada país del mundo durante todos los días del año. Y el viaje dura ya muchos años de angustia.

Incumbe a gobiernos centrales y autonómicos, pero sobre todo a los municipales. Que deberían ser los primeros en cumplir y hacer cumplir las normativas que sus propios partidos políticos en representación de todos han aprobado por mayoría unánime.

Recientemente, con unos once años de retraso, se ha desvelado que el mismo Tony Blair al comienzo de su mandato propuso expresamente que se excluyera de la normativa que prohibe la publicidad del tabaco al mundo de la Formula 1, precisamente por un periodo de al menos diez años. Por esa razón el partido laborista recibió una generosa donación secreta de un millón de libras esterlinas, supuestamente devuelta unos meses después.

La sociedad está siendo burlada constantemente por grupos de presión tabaqueros que influyen en asociaciones hosteleras y probablemente en federaciones de municipios y polemistas de la comunicación. Debe desincentivarse a todos aquellos que tratan de burlarse del bienestar común.

Por ejemplo, desvelando todas las prácticas vergonzosas movidas únicamente por la avaricia de políticos, dirigentes, periodistas, famosos y gente influyente que pone a la mayoría no fumadora en contra de sí mismos.

El asunto no es materia de un país aislado. Afecta a niños, personas mayores y toda la ciudadanía. Afecta a nuestra vida diaria en bares y restaurantes, zonas de paso a la salida de comercios, residencias y centros públicos. E incluso en hogares y vehículos privados, donde compartimos el aire que respiramos.