La próxima semana, el jueves día 9, se cumple el aniversario de la Declaración Schuman que desde 1985 se conoce como Día de Europa y, además de la hermosa "Oda a la Alegría" de Beethoven, de todos conocida y por todos admirada y que desde 1972 es el himno del Consejo de Europa, y por los estudiantes de intercambio Erasmus que se dejan ver por nuestras calles, poco o nada se sabe sobre qué es Europa, hacia dónde va y qué se celebra ese día, más allá del compartir una moneda que crearon los de siempre para beneficiar a los ídem y poco más...
Y el hecho resulta triste porque ver en manos de los mercaderes
de las transnacionales al continente que ha tirado de las libertades y
del desarrollo, ensombrece nuestra historia y desvirtúa la realidad.
Dicho esto, poco más se sabe sobre los fines, los deseos y los objetivos de más de 500 millones de ciudadanos que comparten afinidades y un presupuesto que nadie conoce debidamente ni en el que se pueda participar, más allá de elegir cada 5 años a sus 754 miembros que, por desgracia y, al menos en los países del sur, son los maulas de los tótem políticos, -siglas sin fin ni criterio al servicio de unos pocos-, con honrosas excepciones como Pablo Zalba Bidegain, nuestro joven representante navarro-europeo, que pasa por Bamby en aquella Torre de Babel que nadie entiende y que es controlada -o descontrolada, es lo mismo- desde los invisibles y oscuros intereses que pocos conocen y que crean quimeras como la PAC... En cualquier caso, viva Europa! ¡Larga vida a la Europa unida!