Opinión

Formación y calidad de vida en la Ribera

Los últimos indicadores económicos que sobre la Ribera navarra ha presentado la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER), en Tudela, no son nada optimistas, y muestran un retrato real de cómo nos ven, aunque me temo que bastante alejado de cómo nos vemos.

A la salida de cada nueva entrega anual del estudio, los empresarios y políticos allí presentes, alcaldes de pueblos riberos, e incluso los representantes de los medios de comunicación, coinciden al señalar que el estudio dibuja una realidad muy negativa, y lo cierto es que nos sentimos un tanto desorientados. Porque todos estamos convencidos de que en nuestros pueblos, con nuestros ríos y huertas, caminos para pasear, vegetación y fauna, vecinos y convecinos; con nuestras empresas grandes y pequeñas, se vive mejor.

La ciudad se nos hace extraña; la urbe es una prestadora cercana de servicios, a la que vamos poco menos que de visita, y a la que sentimos como menos habitable.

Esta percepción es general en todos nuestros pueblos. Porque sentimos que nuestra calidad de vida es superior a la del resto de los humanos.

¿Nos miramos demasiado al ombligo? No lo sé. Lo cierto es que el informe económico citado nos tiene que hacer reflexionar. No presenta soluciones, ni analiza cuáles son las causas que justifican sus resultados. Pero lo cierto que es nos señala algunas debilidades, que bien tratadas, podremos convertir en oportunidades y fortalezas.

El estudio incide en la escasa formación de nuestros trabajadores, en la escasa cultura industrial de nuestros empresarios, y en la importante inversión en nichos de negocio ya maduros, lo que sitúa a nuestras empresas en mercados muy competitivos, pero en peores condiciones para soportar los malos momentos.

Al hilo de estos puntos señalados, lo cierto es que no son pocos los pueblos que empiezan a mostrar datos preocupantes de abandono de los estudios por parte de sus jóvenes. Los índices de empleabilidad son altos, y esta situación invita a los jóvenes a integrarse rápidamente en el mercado de trabajo, accediendo a mejores condiciones económicas, y optando por abandonar la formación. Nuestros pueblos presentan una juventud bien dotada, pero mal formada.

El sector agroalimentario, del que tan orgullosos nos sentimos, ha sido en estos últimos años un polo de atracción de mano de obra inmigrante. Su integración y formación constituyen un reto importantísimo que habrá que resolver.

Y la diversificación de nuestro tejido productivo todavía no es suficiente, ni palpable, en las localidades de mediano y pequeño tamaño. Sectores como la biotecnología, nanotecnología, energías renovables, TICs y otros, apenas tienen presencia en nuestro marco geográfico.

En este sentido, trabajar con una herramienta como son los indicadores económicos de la ribera nos permite contar con un espejo en el que mirarnos, y aunque en un principio no nos reconozcamos, debemos asumir que ese es nuestro físico y nuestro tamaño. Y sobre esa realidad hay que comenzar a trabajar, desde el mundo empresarial, y desde la política.

Desde el Ayuntamiento de Milagro estamos dando pasos de cara a ganar la formación al futuro. En apenas tres meses habremos puesto en marcha dos nuevos colegios, uno de Primaria y otro dirigido a los más pequeños (0-3 años). Pero, con los pies en el suelo, nos hemos empeñado en la puesta en marcha de un Áula Universitaria de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Desde nuestro pequeño tamaño, tenemos aspiraciones que demuestran ambición por mejorar la capacidad de nuestros jóvenes. Un objetivo que en estas fechas que coinciden con la celebración de la IX Fiesta de la Cereza de Milagro, hemos concretado en forma de cóctel, en el que lo agroalimentario y tradicional se van a dar la mano con la formación, la tecnología y el futuro. Por eso, hemos dedicado la fiesta de la cereza a la universidad y a la educación Navarra, y por ello vamos a imponer las insignias de oro de la cereza a los rectores de las tres universidades, además de maestros y profesores jubilados y en activo, o directores de centros de Milagro y de fuera de nuestra localidad.

El Gobierno de Navarra también está dando pasos, muchos día a día, con una política inversora en nuevos centros, ampliaciones dotacionales, incremento de plantillas, nuevas ofertas educativas con unos currículums mucho más completos, y con una apuesta formidable por el bilingüismo inglés-castellano que abre nuevas expectativas a nuestros jóvenes en un mundo cada vez más global y con distancias físicas y culturales más cortas.