Opinión

Firmeza o rendición

Tras el terrible atentado del 30 de diciembre, con dos muertos, los acontecimientos políticos se han ido sucediendo de forma vertiginosa trasmitiendo a los ciudadanos una sensación de estupefacción difícil de digerir. El transcurso del mal llamado proceso de paz era la crónica de un fracaso anunciado, agravada por la autocomplacencia y el optimismo del presidente del gobierno del día 29, mientras los terroristas colocaban la furgoneta bomba. La mayoría de los españoles esperaban una respuesta del ejecutivo que fuese clara y firme pero se quedó diluida en vagas palabras que en lugar de fuerza sólo trasladaron debilidad.

Las manifestaciones contra el terrorismo, celebradas en Madrid y Bilbao, tanto por su convocatoria como por los mensajes de sus pancartas estuvieron rodeadas de polémica porque, para muchos, no perseguían un cambio de política antiterrorista sino el apoyo a una política que se ha demostrado claramente fracasada.

La comparecencia del presidente en el parlamento no hizo sino constatar en la opinión pública el abismo existente entre dos formas de hacer política. Una que defiende el fin del terrorismo con su derrota, aplicando las armas del estado de derecho sin concesiones políticas, y otra que aboga por el diálogo y la negociación para conseguir la paz. Firmeza o rendición. Todos hubiésemos deseado que ambos partidos fueran de la mano y plasmaran su unidad revitalizando el pacto por las libertades y contra el terrorismo. Pero quedó claro que lo único importante para el PSOE era salvar los dos pilares de la política de Zapatero: aislar al PP y pactar con los terroristas. Para ello había que rechazar lo que funcionó (pacto antiterrorista) e intentar crear algo nuevo, no se sabe muy bien qué, para incluir a todos los partidos nacionalistas que defienden el diálogo y la negociación para alcanzar la paz.

Es paradójico comprobar cómo se acusa al PP de poner condiciones previas a un futuro acuerdo y se permite que los partidos nacionalistas hagan lo propio, al parecer en sintonía plena con el PSOE, considerando sus condiciones (próximas a las planteadas por Batasuna) como puntos de partida para un futuro acuerdo.