Opinión

Falta Paz de espíritu

Baruch Spinoza dijo aquello de que "la Paz no es la ausencia de la guerra, es una virtud, un estado mental, una disposición en pro de la benevolencia,

la confianza, la justicia". Y la cita nos viene que ni al pelo esta semana.



La fortaleza del alma colectiva debe flaquear o al menos encontrarse bajo mínimos, cuando de forma corriente toleramos que por televisión nos transmitan una y otra vez el linchamiento de un dictador como Gadafi -que dudo que fuera él realmente-. Poniendo y reponiendo ampliadas sin dilación unas imágenes deplorables desde el punto de vista más humano. Mientras, los niños jugaban ante el televisor, impasibles y, afortunadamente, ajenos a la sangre gratuita, la violencia desmedida, el furor propio de la ley de la selva, la norma fútil y truculenta de la sabana.



Por otro lado, la ridícula forma, deshonra txapelas, con que otros desmemoriados anunciaban "el cese de sus acciones", como si su lucha salvapatrias sirviera de nada, produjo el otro día otra sensación similar que hacía ver lo lejos y lo justa que anda nuestra sociedad de la más mínima Paz de espíritu, de respeto mutuo, del sentido más puro de su razón de ser.



Como monos o borregos asimilamos impertérritos cualquier salvajada

o hecho que, desde la más humilde y sensata razón, partiendo de la más absoluta sencillez, o desde una simple austeridad en las formas, ningún ser de bien, o al menos mentalmente equilibrado, pudiera tolerar. De modo que así, enfermos de Paz, dudo que seamos capaces de enfrentarnos con éxito a los males que nos acechan.