Opinión

Experimentos con gaseosa en Educación

Como siempre la imprevisión del Gobierno de Navarra hace que los ciudadanos tengan que sufrir sus consecuencias. Pero en el caso de la Educación es más grave si cabe, puesto que quienes tienen que pagar el pato son niños en pleno desarrollo educativo. Ante la falta de plazas en centros escolares en Tudela, al Consejero de Educación no se le ocurre otra cosa que ampliar dos clases en dos cursos diferentes en cada colegio, para ir distribuyendo a los niños que llegan según estos cursos hasta la construcción de un nuevo Colegio. Una idea de los más luminosa, porque además de faltar espacio en la mayoría de los colegios conlleva una dificultad añadida para las clases a las que van a llegar estos niños. Ya que si existen dos clases, por ejemplo en 3º de infantil, estos se van a dividir para crear uno nuevo, separando a los niños que ya han estado juntos, e ir introduciendo en los tres las nuevas matriculaciones. Esto es, seamos claros, reducir el nivel general del alumnado y establecer un freno en el proyecto educativo iniciado en los colegios, porque no hablamos de un niño o dos, sino quizás de muchos más y sin espacio concreto para clases de apoyo. Y esto se agrava más si cabe en el Colegio Elvira España, donde el bilingüismo está establecido desde 1º de infantil. A este Colegio llegarán todos los niños de 3º de infantil y 2º de primaria que lleguen nuevos a Tudela en el próximo curso, así lo ha decidido la Consejería con un criterio que no es educativo, según nos han informado.

Unos Colegios abarrotados, sin espacios para el correcto desarrollo de las funciones tanto de profesores como de alumnos, no es la mejor forma de educar. La gran idea supondrá un trabajo extra para ellos, sobre todo para los niños. Estoy con el director del Colegio de Griseras “la alternativa de Educación es demencial”.

Lo curioso de las ideas magistrales de los políticos es que nunca les toca ensayarlas a ellos: a los hijos del Consejero no les toca, curiosamente, el desdoble de las clases. Esa es la confianza que tienen en sus ideas: los conejillos de indias siempre son los hijos de los demás. Dar ejemplo no va con ellos, por si acaso, claro.

Estos experimentos con gaseosa tienen un simple origen, la imprevisión del Gobierno Foral. Pero educación sabe lo que está haciendo. Con esta forma de hacer las cosas consigue que los Colegios estén divididos, que la Comunidad educativa se divida en opiniones divergentes entre profesores y padres, y que entre los mismos padres estén divididos porque unos se van a ver afectados y otros no. Es decir, a río revuelto, ganancia de pescadores. De hecho, ya hay madres que dicen que hay que confiar en los niños; yo en mi hijo confío plenamente, pero no tengo yo que exigirle que asuma los errores de los mayores y mucho menos que la Consejería sea quien le exija que resuelva su imprevisión.

Y ya no quiero entrar en qué pasará cuando se abra el nuevo Colegio. ¿Van a llevar a todos los niños nuevos a ese Colegio, o van a de nuevo a usar el dedo para llenar ese colegio? Porque se habla de 675 plazas y las incorporaciones anuales hablan de 120. No me salen las cuentas a no ser que trasladen los niños ya escolarizados en otros Colegios o que los colegios sigan abarrotados.