Opinión

Excusa de Reyes

La vuelta a la rutina cotidiana trae de la mano las rebajas que parecen querer recordar que esta España tan nuestra está de saldo, o en plena crisis de identidad.

Mientras da auténtica pena ver cómo obispos, ministros y políticos se parten el pecho haciendo su interesada campaña en la precampaña, se ha celebrado la onomástica del rey Juan Carlos, en su 70 cumpleaños, como si todo el país fuera únicamente su persona. ¡Menudo símil!

La televisión pública ha emborrachado la pantalla de imágenes y reportajes sobre su figura, y radios y canales privados se han aburrido de saludar al monarca en la fecha como para disimular que España está de saldo, “rota” que auguran los más anacrónicos, y el “cierra” clásico de Santiago sirviera enlatado vía “feliz en tu día”, tras la cara afable de un anciano y el devenir de su vida.

En verdad, como dice el proverbio, no se gobierna con ideas, sino con hombres, y en ello Juan Carlos Borbón ha demostrado ser una buena y gran persona, pero ya cansa que se utilice su imagen como esos corazones de Jesús que antaño presidían los cuartos de estar bendiciendo y salvando almas. Ya no sirven gestos ni fetiches. La corona no debe ser ni un florero ni esa imagen límpida que presidía colegios y salones de plenos que tanto se usó en el franquismo para unir lo que estaba asido por la fuerza. España es más que eso... Otra cosa es que la sepamos ubicar y definir.