Opinión

Estrés versus sexo

Cómo hacer teatro sin ser descubierto. Es el título de uno de los cursos que oferta el Ayuntamiento de Tudela dentro del ciclo de primavera de los centros cívicos. Y al hilo de este sugerente título me acuerdo de una cenorra de esas de mujeres casadas a la que asistí recientemente y que sirve de terapia de grupo. Una cena de esas de las que te vas desahogada y con los pulmones ensanchados de tanto reír.

Ese día corroboré, aunque ya era un secreto a voces, el hecho generalizado de que las mujeres casadas y con hijos estamos muchas veces agotadas para el sexo. No paré de carcajearme a mandíbula batiente cuando nuestra amiga Ángela nos dio el secreto para no pasar por el aro cuando tu estimulación sexual-cerebral es cero y ese día cabe la posibilidad de que tu pareja se acerque pidiendo guerra.

El secreto es irse a la cama más tarde que él, “¡cuando esté bien dormidito y roncando!”, decía con énfasis esta amiga. Este consejo abrió un animado debate en el que -no lo escondo- salieron a la palestra las manidas frases de “ellos siempre están dispuestos” o “sólo piensan en eso”. Al final, entre todas convenimos que esta vida tan estresada que llevamos es la causante de nuestros problemas con el arte amatorio, y que unas escapaditas en solitario (con nuestras parejas, pues no hace falta que sea con Brad Pitt) serían la solución para reactivar nuestra vida sexual.

No obstante, la próxima reunión no va a ser culinaria. Nos hemos marcado un objetivo que supongo pulula por la cabeza de muchas mujeres que rondan la cuarentena o han iniciado ya ese camino de los 40. La próxima tendrá lugar en ciertos bares de copas de nuestra ciudad, y con un objetivo claro: comprobar si estamos todavía en circulación, nosotras, las casadas con hijos. En esta escapadita, ¡que tieblen nuestros maridos! veremos si el cartel de ¡estoy casada! lo llevamos o no en la frente, y si sube nuestra autoestima. Ya os contaré.