El futuro y la esperanza de un hombre en los tiempos que corren, en unas fechas de sosiego y esperanza como son las navidades, pasan muchas veces por refugiarnos en la humildad y a veces desprender caridad hacia los que nos rodean, haciéndonos sentir un poco más vivos a pesar de las adversidades.
Quizás las navidades, lejos de reflexiones políticas, de coyunturas sociales, o discusiones marginales, nos permiten ver de alguna manera este prisma desde otro lado, generando en muchas ocasiones una paz interior muy escasa el resto del año.
La llegada del invierno, más el año transcurrido, aportan un grado de satisfacción personal que se deja reflejar en este tiempo. Este tiempo y ese sentir y ese grado de tranquilidad personal en el cual nos dejamos envolver por las fiestas típicas de la Navidad, se llama espíritu navideño. Debemos de conservar a pesar de todo este espíritu, que lejos de materialismos, afianza valores ocultos y necesarios para seguir adelante.
¡Feliz Año Nuevo!
