Opinión

¡En pie, ciudadanos!

Al igual que la Bolsa es la timba de los poderosos, la política se ha convertido en la casa de tócame roque... Aquí no dimite ni Dios y de llegar a un acuerdo por el bien común, ni soñar. ¡Que hay mucha poltrona en juego! De modo que tenemos a Rajoy en su luna de Valencia, y a Mr. Bean en ese Olimpo sin Europa -esa conquista del Zeus Sarkozy y la diosa Merkel-.



A este paso, sólo nos quedará la anarquía... Porque ya me dirá el ciudadano medio cómo se quita de encima tanto vividor y tanto bobo. Tanta mentira y tanto fingir.



Para devolver el Poder al Pueblo, echar al Gobierno, a la Oposición, a los Sindicatos, a la CEOE. Para cambiar esa Judicatura interesada, a la que pagan los gastos de las charlas, ¿cómo vamos a hacer sino?

Si las elecciones se anticiparan quedaría esperanza. Pero no es viable. Todo son complots e intereses.



¿Qué hemos avanzado desde la “charanga y pandereta” de Machado? Nos hemos perdido completamente. Y por desgracia hemos llegado al engendro, al exabrupto de la Belén Esteban. ¡Menuda evolución en 40 años de dictadura y 30 de democracia!



Así que no queda otra que llamar a la movilización de la gente y -la más difícil- de las conciencias. ¡No se concibe cómo podemos padecer una sociedad tan parada, tan muerta! ¿Nadie huele mal?



Como decía, a este paso sólo nos quedará la anarquía, porque este absolutismo de los tontos es insufriblemente insoportable.