Opinión

En 2011 comenzarán las obras del TAV

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Se acaba de firmar el esperado Convenio entre los gobiernos de España y de Navarra para la construcción del corredor navarro de alta velocidad. El convenio establece el sistema de financiación y la encomienda de la administración central a la foral para que ejecute la plataforma del tramo Castejón-Pamplona, aunque la superestructura de ese tramo (vías, electrificación, señalización) correrá a cargo de Adif, en paralelo a la que debe realizar en el tramo Zaragoza-Castejón. Y todo ello, con el compromiso de que en 2015 pueda estar terminada toda la línea Zaragoza-Pamplona.

Se trata sin duda de un acontecimiento de primer orden, porque con esta firma se inicia un proceso de no retorno que cierra el debate político sobre la inserción o no de Navarra, y en qué plazo, en los grandes corredores ferroviarios españoles y europeos. Navarra puede mirar con optimismo el futuro porque ya está asegurara su conexión, a través de 2 estaciones (Pamplona y Tudela), con las grandes ciudades españolas y francesas, mejorando sustancialmente nuestra actual ubicación de segundo orden en el entramado ferroviario heredado del siglo pasado. Será una alta velocidad preparada, además, para el transporte de pasajeros y mercancías.

Una gran mayoría de navarros nos felicitamos por ello, siendo como es el resultado del esfuerzo de muchos ciudadanos, agentes sociales, partidos y gobierno. Y ha sido posible por la actitud política de ambas administraciones, así como de los partidos que las sustentan, de apostar por la colaboración y el acuerdo, a pesar de las discrepancias, frente a los que alimentan la confrontación o están contra el sistema.

Hay que destacar el mérito del actual gobierno socialista que, con esta decisión, evidencia su apuesta por Navarra, a pesar de la crisis y de los ajustes. No en vano el TAV va a suponer la mayor inversión de la historia que el Estado realiza en la Comunidad Foral: 1.260 millones de euros (entre Cortes y Pamplona, a los que habrá que sumar los del tramo hasta Guipúzcoa), con la consiguiente creación de empleo. Y se trata de un dinero aportado íntegramente por España, al margen de los 45 millones de intereses que correrán a cargo de Navarra, así como una parte de lo que cueste la estación de Tudela. Un compromiso serio del gobierno Zapatero, muy superior a las vagas promesas que en su día hizo el PP.