Opinión

Eliminar la Violencia de Género

Un año más llega el 25 N día contra la violencia de género; de año a año hay cosas que van paulatinamente modificándose, nuevos recursos creados, pero aún así, los datos y sucesos que nos encontramos siguen siendo alarmantes.


Según los últimos datos, son ya 61 las mujeres que este año han sido asesinadas. A este dato, escalofriante, hay que añadir todos aquellos malos tratos tanto físicos como psíquicos denunciados y también aquellos que no llegan a denunciarse. Los juzgados especiales han tramitado 150.000 denuncias en un año en el Estado. En Navarra en lo que va de año se han dictado 360 órdenes de protección. A esto hay que añadir a la población infantil que también sufre de la violencia en el hogar aunque tan sólo sale a la luz de un 10% a un 20%. A nivel general destaca especialmente la situación de las mujeres extranjeras víctimas de violencia de género en situación irregular, porque cuando estas mujeres denuncian un maltrato corren el riesgo de acabar con una orden de expulsión si no logran la protección y una sentencia que condene a su agresor. Por otro lado el 40% de las mujeres con discapacidad sufre o han sufrido malos tratos, así se expuso en el marco de las IV Jornadas de Género, Igualdad de Oportunidades y Discapacidad que se celebraron en El Ferrol.

El pasado día 7 de Octubre se cumplieron dos años de la aprobación por unanimidad en el pleno del Congreso del proyecto de Ley Integral contra la violencia de Género. En Navarra el pasado 2 de Julio hizo 4 años que se aprobó una Ley Foral para la adopción de medidas integrales contra la violencia sexista. Con todo esto, los datos y hechos no se frenan y es hora ya de profundizar en lo que falta para que esta situación pueda dar un giro.


Para ello hay que mejorar y/o poner en práctica los recursos previstos en las Leyes ya existentes y que pueden pivotar sobre los siguientes ejes:


- Es necesario diferenciar las situaciones de maltrato, asegurando los recursos de protección necesarios para los casos más graves de violencia de género; es decir, aquellos en los que peligra la vida de esas mujeres.


- Hay que orientar los recursos a fortalecer la autonomía de las mujeres que han sufrido maltrato y no a sustituirlas o a crearles nuevas dependencias y tutelajes. En este sentido, urgen medidas como la promulgación de una ley que cree un fondo de garantía de pensiones; acceso a la vivienda; integración socio-laboral o la de asegurar el tratamiento terapéutico inmediato a todas las mujeres.


- Desarrollar las medidas no punitivas de las Leyes dirigidas a la prevención, sensibilización y reeducación en lo que se refieren al ámbito social, sanitario, y sobre todo en el ámbito educativo, que apenas se han iniciado.


- Contener la utilización abusiva de medidas punitivas, como el artículo 57.2 del Código Penal que obliga a dictar el alejamiento del varón siempre que haya sentencia por maltrato, aunque las mujeres no lo deseen ni, en muchos casos, lo respeten.


- Aumentar los recursos de desactivación del conflicto intrafamiliar: no judicializar todo conflicto interpersonal, tramitar una ley de mediación familiar; suspender la prohibición absoluta de mediar cuando exista acusación de maltrato, asegurar equipos psico-sociales en los juzgados, asegurar el tratamiento terapéutico y re-socializador, en el ámbito penitenciario y fuera del mismo, a los hombres que han maltratado.


- Buscar la implicación de toda la ciudadanía en la resolución de la violencia de género. No ofrecer la denuncia como única o principal implicación ciudadana, poniendo el acento, en el acompañamiento, solidaridad y apoyo a las víctimas. Potenciar la colaboración y participación de los hombres concienciados como eje fundamental.

En síntesis, que duda cabe que, la prioridad de las acciones contra la violencia de género debe estar dirigida principalmente hacia la protección de las principales víctimas: las mujeres. Pero por otro lado también es importante que se den otra serie de medidas para evitar que el ciclo continúe. Una de estas medidas tienen que ir encaminadas a la reeducación del maltratador, en unos programas que incidan directamente sobre el agresor con acciones o planes de reinserción, con la finalidad de evitar que recaiga y poder lograr así su rehabilitación social, para que dejen de ser violentos y desarrollen nuevos patrones de comportamiento basados en el respeto y la igualdad entre géneros y en el desarrollo de modelos pacíficos de resolución de conflictos.

Y por otro lado esta la raíz del problema y es de que vivimos en un mundo y sociedad desigual, desigual y discriminatoria, en la que prevalece en muchos casos el poder del hombre sobre la mujer. Por ello es fundamental la sensibilización y reeducación social, basada en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad, con planes que consigan eliminar todas las formas de discriminación y fomenten la igualdad entre hombres y mujeres, con acciones positivas. Es imprescindible establecer unas relaciones basadas en la equidad, el respeto y la corresponsabilidad. No avanzaremos hasta que no consigamos una sociedad de iguales.