Opinión

El Solitario, en el circo tudelano

Algunas veces uno se avergüenza de ser de su ciudad y el otro día fue una de ellas. La llegada a Tudela de El Solitario y el circo escénico y mediático que se montó por este acontecimiento nacional, era como para echar a correr, pero no de miedo, sino de bochorno.

El exterior de nuestro Palacio de Justicia, que no Tudela, salió en todos los informativos nacionales, por culpa de un presunto asesino que, a tenor del monumental despliegue de fuerzas de seguridad, podría haber sido un mafioso siciliano. El escenario, con francotiradores incluidos, era surrealista. Ni a la llegada de los Reyes o de otros miembros de la Casa Real, aunque hubiese mucha más vigilancia y despliegue policial, se ha notado tanto esa presencia.

Y qué decir del público que se congregó en las puertas de los juzgados. A mi juicio se dio una imagen más que ridícula, con entrevistados (no todos) que parecían elegidos en un casting en el que se primaba la avidez por salir a toda costa en la tele o por balbucear la burrada más grande. ¡Vamos, penoso!

Espero, de corazón, que esas cámaras que nos visitaron regresen en otros momentos más amables de la vida de esta ciudad, y que se den cita en acontecimientos como la Fiesta de la Verdura, nuestras fiestas patronales o simplemente para mostrar al resto de España nuestra riqueza monumental, gastronómica y paisajística. Y que, entonces, nuestras gentes hablen de las bondades de lo nuestro.